Hoy 
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El asunto no es conocer o hablar de política, de lo que se trata es de honestidad, de moral, de pudor y de decencia. Los votos, son asiento de mercaderes de sentimientos y profesionales del cinismo, porque no hay que olvidar que se trata de sindicalismo de intereses, truco, falacia y espanto. Se pretende poseer vergüenza y muy raro es el político dominicano, que posea esa virtud. Si miramos en nuestro entorno, lo que aquí se ha mantenido es una farsa siniestra, un tráfico malvado, un chantaje permanente, coacción e infamia. Eso no es lo que ha querido nuestro pueblo, que ha sido engañado y envilecido, mientras los falsos dirigentes se han llenado los bolsillos con el oro de nuestro pueblo. Esa es y ha sido la política vigente, un baile macabro de tácticas y acuerdos de aposento y nuestro pueblo sigue atrapado en una repugnante maraña de prejuicios. Es como si no estuviera pasando nada, pero los escándalos económicos surgen casi todas las semanas. El pensar de nuestros políticos es seguir manteniendo el país en la ignorancia, la opresión, por lo menos con variados impuestos y sobre todo aislado de la realidad social en que vive y creen los políticos nacionales que su poder durará más allá de sus propias vidas, porque todo lo tienen bien atado. ¡Qué equivocados están! Parece que ignoran que es imposible escapar de los poderosos mecanismos sociales. Pues la única forma que el ser humano tiene de combatir el azar es actuando adecuadamente ya que es muy cierto, el hombre forja su propio destino y después no puede ni tiene posibilidad de modificarlo. Es decir no puede escapar de sus propias trampas que el misterioso azar les tiende, porque es imposible convivir en la incertidumbre y la mentira. Es que nuestros políticos en su inmensa mayoría ignora que el poder siempre mantiene el mismo rostro al igual que sus víctimas y que es el misterio el que envuelve siempre el curso del destino y solo nuestro Señor ha salido libre de todo eso, como escribió en una ocasión Antonio Buero Vallejo, ilustre autor dramático “Lo oscuro conlleva claridades insospechadas”.
