Muchas veces sentimos dolor, pena y hasta frustración cada vez que vemos o leemos en los medios de comunicación sobre la muerte de una mujer en manos de su pareja o expareja. Pero pocos nos preguntamos ¿Qué pasa con los hijos y las madres de esas mujeres que han asesinado? ¿Qué consecuencias tendrán esos niños ? y ¿Cómo se consuela ese ser dador de vida que, sin quererlo ni esperarlo, tiene que pasar por esa irreparable pérdida?
Corazón, nombre con que será llamada para proteger su identidad, vivió en carne propia ese sentimiento cuando un 15 de diciembre, hace dos años, a las diez de la mañana , llegó a la casa de su hija de 24 años y la encontró muerta. Junto a ella estaban los hijos de esta, de cuatro años y seis meses, respectivamente, este último ignoraba la tragedia.
“Siento que nunca me podré recuperar. Me han arrancado una parte de mí”, dice Corazón, quien tiene dos hijos más, y asegura que desde ese día no ha vuelto a ser la misma.
Para esta madre sus nietos son un consuelo a los cuales trata de dar todo el amor posible. La vida para ella no es nada fácil puesto que tiene que mantener a los dos retoños de su hija y no cuenta con la ayuda de un esposo.
«Vivir con el dolor de perder una hija a manos de un hombre que no sabe lo que es “parir” no es fácil pero hay que reponerse y seguir luchando para que estas cosas no sigan sucediendo», afirma
“Tuve que pasar por este trago tan amargo para valorar muchas cosas. La gente dirá que de esto no se saca nada positivo pero sí. Ahora siento que ayudo a mujeres no sólo aconsejándolas para que no se dejen maltratar sino para que se den cuenta de cuando puede un hombre ser su verdugo”, expresa Corazón.
Con odio no te sanas. «Yo le aconsejo a una madre que esté pasando por lo mismo que yo que no se deje vencer por el odio hacía el asesino de su hija. Sé que no es fácil la situación pero odiando no se te aliviará la pena. Que busquen cosas que hacer, si le quedan nietos como a mi ámenlos con la fuerza del alma porque ya no tienen ni padre ni madre que velen por ellos», afirma.
Qué hacer con los niños. Si bien es cierto que el dolor de una madre al perder a su hija es incalculable, ¿Que podríamos decir de los niños que la mayoría de las veces son muy pequeños y no logran entender porqué su madre no regresará al hogar? ¿O aquellos casos donde el menor es testigo presencial del asesinato?
Según la psicóloga clínica Rossanna González, del Centro Vida y Familia Ana Simó, un niño que ha pasado por esta tragedi necesita atención urgente ya que vio una situación donde queda traumatizado y tiene varios duelos, el de haber perdido a su mamá pero también tiene el dolor de saber que fue su papá que propició eso.
“Se necesita la intervención de un especialista en el tema, un psicólogo infanto juvenil para trabajarle al niño todos esos duelos y desahogar todas esas situaciones que ha vivido, para que en elfuturo le haga el menor daño posible porque es una situación que se queda grabada en la memoria de la persona hasta el día en que ya no esté”, expresa la psicóloga.
Impacto psicológico. La depresión puede ser uno de los síntomas principales, pero también puede presentar lo opuesto que es la rebeldía. El niño puede tener pesadillas, problemas con su alimentación, tiende a retraerse y estar triste por las esquinas o todo lo contrario puede ponerse agresivo y moverse mucho pudiendo esto confundirse con déficit de atención.
La doctora González advierte que desde que se presentan las primeras experiencias de maltrato en el hogar el niño va manejando, una etapa de violencia y dolor. «Luego que ocurre el feminicidio, viene lo peor para él, porque no solo pierde a su madre sino también a su padre quien estará ausente, ya sea por huir, suicidarse o estar recluido en una cárcel, quedando el niño en una gran inestabilidad emocional a raíz de que ha perdido a sus guías, las personas que deben brindarle el apoyo, la moral, la crianza y el amor necesario para su desarrollo, el niño tiende a vivir un sin número de emociones negativas como el odio, el dolor, el rencor, la ira y la impotencia», dice.
Indica que probablemente esas emociones gobernarán su conducta y podría resultar un ser humano inmisericorde, depravado y malvado ,carente del enlace moral que ejercen las madres sobre los hijos. Si no es tratado a tiempo.
Tiempo para sanar. En cuanto al tiempo que le toma a un niño o una madre superar la pérdida, la psicóloga manifiesta que no hay un tiempo específico para esto “no hay un tiempo ya que cada persona toma su propio ritmo, porque solamente ese individuo sabe la situación por la que está pasando, simplemente es un proceso en el que hay que acompañar a la persona”, asegura González.
Familias de escasos recursos. Un gran porcentaje de las víctimas de violencia y feminicidios son familias de escasos recursos que no cuentan con las facilidades para pagar un psicólogo. Al respecto González aconseja que la familia se una y se involucren.
«No hablarle mal al niño de su padre aunque este sea el agresor, hay que tratar de formar una imagen adecuada de los hombres, ya que si es una niña no va a querer saber de los estos porque mató a su mamá, y es muy importante que no lo sobreprotejan ni lo traten con pena», manifiesta.
Falta mucha ayuda del Estado. Ya sea para esas familias de escasos recursos como para las mujeres víctimas de violencia, falta mucho por hacer desde las casas de acogidas para las mujeres que abandonan sus hogares, como para los niños huérfanos que carecen de un familiar cercano que los acoja cuando ocurre la desgracia.
Muchas veces el Estado trata de ayudar a la mujeres que sufren violencia pero lo hacen cuando ya ha pasado, situación que disminuiría mucho si se comienza a prevenir, o sea, si se empieza por hacer estudios para ver porque hay tanta violencia en nuestro país que está pasando con nuestros hombres que están tan agresivos y luego elaborar campañas educativas con fines de erradicar la violencia.
Si eso se previene y se trabaja con la agresión que hay en las calles y en todos lados la cifra de feminicidios disminuiría porque el Estado le presta atención a los casos después que sucede la tragedia bastante son los casos ya vistos de mujeres que denuncian a sus agresores sin que nadie haga nada por ellas.
Cuando las mujeres van y denuncian a la fiscalía una agresión ahí en esos momentos es que hay que prestarle atención. Hay mujeres que denuncian diez y quince veces y no pasa nada y solo nos queda ver o escuchar que es una más de las estadísticas.