Si para ser efectiva la democracia debe incluir una participación múltiple con equilibrio entre sectores contrapuestos, el predominio del dinero y la excesiva capacidad para influir en el debate a través del poder han de verse como obstáculos al fortalecimiento institucional. Por ello se deplora tanto el vacío de límites legales al ejercicio partidario que permite la desigualdad manifiesta en el empleo unilateral y excesivo de la comunicación y el activismo que pueden avasallar a contendientes y sacar provecho político de las necesidades de mucha gente. Hasta el Presidente reeleccionista y triunfador criticó, aunque tardíamente, que el subsidio del Estado a los partidos para fortalecer su autonomía y suficiencia se reparta con aguda desigualdad.
Digamos que es una de las grandes manifestaciones de inequidad. No la única. En las sociedades funcionales rigen formas para evitar que el poder sea monopolio de un único sector. Existe lo bicameral para lo congresional, la descentralización y autosuficiencia en lo municipal y la diversidad en la toma de decisiones para regir lo judicial. Todo ello está mediatizado en este país por la débil representación de disidencias en el Estado tras un extendido control de los resortes del poder por un ente partidario predominante y en capacidad de instrumentalizar el asistencialismo y hacer cambios al vapor, como el de la Constitución, o preservar a conveniencia las obsolescencias estructurales.

Entre pataleos y hechos patentes

Se podría afirmar que tras las votaciones del domingo, y próximo ya el momento final del conteo preliminar, las dudas e irregularidades denunciadas no solo por perdedores sino por importantes entes nacionales e internacionales, el prestigio de los organizadores y del país deben ser preservados focalizándose en revisiones imparciales en los sitios más traumatizados por las fallas y maniobras prepotentes de algunos participantes.
Sin presiones ni violencia; por las vías legales; con revisiones esclarecedoras de los peores episodios, que los hubo, aunque parezcan excepcionales. Revisar y establecer responsabilidades aunque un fuego, aparentemente criminal, borró todo los documentos del proceso en Santo Domingo Norte y un número impreciso de urnas fue robado para alterarlas y devolverlas.