¿Les digo algo?

¿Les digo algo?

El 25 de noviembre hizo un año de la salida de este mundo del portento humano que fuera el comandante Fidel Castro Ruz. Al entrar en el umbral de los inmortales, dejó a la humanidad y a su pueblo una guía de ejemplos de nobleza labrados con su corazón en los instantes importantes de su vida.
La partida de Fidel se produjo el mismo día consagrado a la conmemoración de la No Violencia contra la Mujer, fecha del asesinato de las tres hermanas Mirabal Patria, Minerva y María Teresa, y de Rufino de la Cruz.
Es una coincidencia que servirá para que las naciones latinoamericanas y caribeñas refrenden su compromiso de mantener la lucha por su soberanía, la justicia, el respeto a sus derechos y jamás olviden de lo que son capaces los gobiernos que se ponen al margen de los intereses de los pueblos.
En la Plaza de la Revolución José Martí, el primero de mayo del 2000, el comandante Fidel Castro dio a conocer a su pueblo y a los países del mundo su concepto de Revolución. A partir de su pronunciamiento, esta definición es la brújula de la labor patriótica del pueblo cubano de la presente y futuras generaciones y de los luchadores latinoamericanos y caribeños que tratan de concretizar los sueños libertarios de Simón Bolívar, José de San Martín, Artigas, Juan Pablo Duarte, Toussaint Louverture, Máximo Gómez, Sandino y otros.
La definición de revolución de Fidel Castro es una oración enaltecedora de los anhelos libertarios de los pueblos latinoamericanos y debe servir para tener vivo en los corazones que nuestras naciones tienen derecho a decidir su destino.
«Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas.
Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo».
En los años cincuenta la República de Cuba sufría desnudez, analfabetismo, hambre, opresión, injusticias, explotación, enfermedad, miseria, escasez, abandono y desamparo.
Los jóvenes cubanos no asistían a la escuela y los que llegaban a la universidad eran unos cuantos, especialmente hijos de las familias ricas y acaudaladas de una de las cuales Fidel procedía.
La inteligencia, la amplitud de espíritu y su patriotismo le hicieron ver las injusticias y asumió la decisión de unirse a los que luchaban para cambiar tal situación.
El resto es historia conocida que abordaremos en otras entregas.
Se puede pensar que Castro fue un milagro de supervivencia por los incontables riesgos que lo expuso haber desarrollado un liderazgo entre la juventud cubana de su época que asumió la lucha frontal en contra de la dictadura de Fulgencio Batista.
Centenares de atentados y conspiraciones fraguados por los cerebros de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana y por otras instancias criminales al servicio de gobiernos e intereses enemigos de la revolución cubana fracasaron uno tras otro.
Hoy, a un año de su desaparición física, Fidel sigue presente. Su pensamiento y sus obras son una muestra de dignidad y decoro y se constituyen en la más clara demostración de que otro mundo es necesario y posible.

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