¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La sociedad dominicana vive sumergida de un escándalo a otro. No acaban de disiparse los comentarios levantados por la crueldad y el sadismo de los últimos crímenes perpetrados, cuando se devela una trama de las tendencias del partido de Gobierno, que podría afectar la democracia del país.
Los crímenes de la República Dominicana son cada vez más crueles y sus autores se preparan en dominio de la maldad para infligir mayor sufrimiento a las víctimas: descuartizándolas, asfixiándolas o mutilándolas.
El crimen y la delincuencia han atemorizado a la población y le han hecho cambiar los hábitos de comportamiento, a tal punto, que la concurrencia a las actividades nocturnas se ha reducido, los establecimientos de las carreteras y los barrios populares cierran a las 8 y 9 de la noche por temor a los atracadores.
La encuesta Enhogar ha confirmado la presunción prevaleciente en algunos sectores de que la población sentía temor por el auge que estaba teniendo la delincuencia común y el crimen organizado.
La encuesta indica que el 74 % de las personas cree que la delincuencia es el mayor problema del país asociándola a la pobreza como causa que inclina a nacionales y extranjeros a cometer horrendos asesinatos que privan de la vida a personas mayores, niños, niñas, adolescentes, mujeres y hombres.
El país es afectado por una descomposición moral y espiritual que permea todas sus esferas: gente, presumiblemente prestante, actúa al margen de la ética y la moral, ignoran las normas del derecho, la justicia y la honestidad ante la mirada de la sociedad.
La situación es grave porque esas conductas asumidas por personas que deberían ser los modelos de comportamiento honorable desde las esferas del poder se constituyen en patrones sociales a seguir.
En los países en desarrollo las desigualdades y las injusticias generan escorias humanas formadas en la miseria extrema o en la riqueza mal habida, medio donde crecen individuos cuyas conductas no han sido modeladas en base a principios para la convivencia de la sociedad.
Los que logran descollar socialmente se concentran en mantener las posiciones que tienen y hacen todo lo posible para no perderlas: negocian, se pliegan al fuerte, al poder y transigen en sus valores para no retornar a la miseria de donde salieron.
De ese estrato surgen la mayoría de los políticos; escalan en base a las comunidades de donde salen, aprenden el juego del poder y las simulaciones de los arriba, para ellos no hay camino seguro y tienen que afianzarse escalando con la mentira, el engaño y la falsedad.
El ambiente político partidario se caracteriza porque sus actores invocan valores que cambian si sus intereses pueden afectarse: negocian, venden y traicionan. Es una conducta como la del crimen organizado, no importa quien cae si se logra el objetivo.

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