¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

Un hombre cuadrado, bate en manos delante de un carro de concho, amenaza al chofer que no quiere darle el dinero que le cobra, por haber “organizado” los pasajeros que se montaron en el vehículo que destruiría a batazos si no se le daba lo que estaba cobrando.
La escena se desarrollaba en la avenida Alma Máter con Bolívar. Temeroso de ser agredido, el conductor no se atrevía a moverse, generándose un tenso desasosiego en el gentío de peatones y pasajeros que ve la acción.

Este tipo de trifulca se ha vuelto común en Santo Domingo, donde los desempleados se inventan todo tipo de actividades de “servicios” por las cuales exigen a los ciudadanos pagarles, generándose discusiones en las que hasta han perdido la vida personas.

Estas y otras tantas situaciones peligrosas, en las que la pobreza del país coloca a las personas, pudieran disminuir si las políticas públicas estuvieran enfocadas a producir empleos y a la producción de bienes que mejoren la calidad de vida de la población, cuya mayoría malvive de chiripas temporales y del mercado informal.

En las calles de la Capital y en casi todo el país, el peligro acecha a los que se dirigen a sus actividades cotidianas que para llegar necesitan algún medio de transporte. En ese desplazamiento, hombres y mujeres se exponen más que nunca a ser víctimas de timo, secuestro, robo, agresiones físicas y verbales, burlas y atropellos de conciudadanos y de migrantes pulidos en las miserias del desempleo.
El ciudadano es víctima potencial de los accidentes de tránsito y los tapones ocasionados por el exceso de carros públicos y privados, cuyos conductores no respetan leyes, se insultan y no ceden el paso. El caos generado por el desempleo y la necesidad de comer es la dinámica prevaleciente de esta sociedad.
A esto se une el irrespeto; conducta peligrosa entre las personas que viven en el aburrimiento por carecer de medios para ganarse la vida, llevándose la tranquilidad que debe caracterizar las relaciones entrequienes habitan en comunidades.
Era raro que una persona se dirigiera a otra de manera grosera, como pasa ahora en servicios colectivos como el concho, guaguas, metro, puestos de ventas ambulantes, restaurantes y otros, donde sirven personas que no quisieran estar ahí, sino en un trabajo bien remunerado.
El transporte es uno de los negocios que más ha crecido por el desempleo. Es uno de los servicios de mayor demanda, por tanto, el desempleado, por la desorganización imperante en ese sector, se agencia un carro sin importa su condición y se pone a conchar.
El ciudadano que usa este servicio es tratado sin cortesía ni amabilidad, es mal maltrato, amenazado y hasta agredidopor grupos de desempleados que operan en las esquinas de las calles donde a las horas pico se detiene la gente para abordar un transporte para ir a sus casas.
Estos desempleados operan en las paradas de las guaguas yen las vías del concho, las autoridades y losayuntamientos los dejan, pese al desorden que se crea, porque alegan “ser padres de familia que buscan el sustento de sus hijos”.
El desempleo está llevando este país a la abyección.La ciudadanía y las municipalidades deben proponer al Gobiernopolíticas de generación de empleo para que los ciudadanos y ciudadanas puedan ganarse la vida dignamente.
El Día Internacional de los Trabajadores nos encuentra reclamando políticas públicas que hagan efectivo el derecho al trabajo digno, estable y bien remunerado.
¡Loor a los que luchan por el derecho al trabajo y las reivindicaciones de los trabajadores! ¡Paz eterna a quienes murieron por estas demandas!

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