¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

Los vecinos del batey Central de La Romana y los grupos de feministas del país se encuentran sumamente apenados por el fallecimiento de tres dominicanos valiosos que durante sus vidas prodigaron amor y fueron ejemplo de vida para quienes los conocieron y trataron.
Hablamos de Dianis Esther Osorio Guerrero (Esther o Estelita), de Ramón (Niño) Wallas y de la periodista, feminista e intelectual, Alanna Lockward, quienes partieron al más allá, casi sorpresivamente, como si con esa forma de marcharse quisieran dejarnos un mensaje.
El primero que se marchó fue Niño, el primero de enero tempranito en la mañana, los vecinos aún no se habían levantado por haberse acostado tarde hablando y celebrando el nacimiento del año 2019.
La noticia consternó el batey donde todo el mundo se conoce y trata como familia. Cuántos lamentos provocó la muerte de Niño: recuerdos y anécdotas de infancia afloraron a la memoria de sus contemporáneos, hoy hombres y mujeres como él, con sus familias y vida en proceso.
Niño, era hijo de don Henry y Geraldine Wallas, emigrantes de Saint Kitts que vinieron a trabajar en el ingenio, emigró a Estados Unidos donde vivió varios años añorando volver al país, lo que había logrado hace seis meses.
Los vecinos cuentan que comentaba la inmensa alegría que sentía de encontrarse nuevamente en su país, en su barrio y entre su gente, esa convicción les conforta porque al final consiguió su objetivo de estar siempre entre los suyos.
Esther, era hija de Porfirio Osorio y Gina Guerrero, pasó a ser parte del batey al casar doña Gina con Chachí, romanense muy conocido por su simpatía y educación en el trato a las personas. Chachí fue chofer por excelencia, de los altos funcionarios del Central Romana.
Esther era de las de muchachas de la iglesia Cristo Rey, fundada por el padre Sebastián Cavallotto, por tanto, pertenecía al grupo de los hijos de Cavallotto, como llamaban los romanenses a los jóvenes seguidores del incansable sacerdote.
Muchacha inteligente, servicial y colaboradora en todas las actividades comunitarias. Esther se convirtió en una ayuda para las personas, no rehuía hacer el bien, siempre dispuesta a socorrer al necesitado hasta el último día de su vida.
Gozó del aprecio de su pueblo, su apellido bastaba para que se le reconociera. Los Osorio, en la época de los doce años de gobierno del expresidente Joaquín Balaguer se distinguieron por la oposición al régimen y su participación en las luchas sindicales.
Alanna, se fue con apenas 57 años y múltiples proyectos e ideas. Su ida ha consternado a todos. Su accionar en pro de la verdad de la historia de las relaciones dominico-haitianas, el feminismo y la afrodominicanidad, fueron ejes fundamentales en su trabajo profesional.
Su menuda figura contrastaba con su fortaleza espiritual. Mantenía una actitud de comprensión y tolerancia hacia las ideas no compartidas de los otros que al final no tenían más que abrazarla a pesar de las diferencias. Su paso por esta vida fue corto y muy fructífero.
Sembrados para siempre, que la tierra les sea leve y sus semillas broten y florezcan por toda la eternidad.