¿Les digo algo?

¿Les digo algo?

El 19 de junio, Andrés L. Mateo, Huchy Lora y Margarita Cordero expusieron sus consideraciones en torno al libro sobre el legado del profesor Rafael Núñez Grassals al periodismo dominicano. Cordero lo presentó con un discurso del que extrajimos estos segmentos:
Todo título de libro encierra una anticipación, así sea metafórica, de su contenido. No sucede distinto con éste que me han invitado a presentar y que versa sobre la vida profesional de Rafael Núñez Grassals, a quien me unen más de cuatro décadas de amistad y afecto.
El libro “Una vida profesional apegada a la ética” es un texto polifónico. Las voces de las queridas y respetadas colegas Matilde Fabián y Nexcy de León se entreveran con las de otros dos maestros del periodismo dominicano, Alberto Malagón y José Luis Sáez, en la construcción de un reclamo que, partiendo de la práctica profesional del protagonista, hoy toca potenciar en beneficio de un periodismo actual debilitado por sus incontables falencias.
Pero en el texto está, sobre todo, la voz de Núñez Grassals. Una voz sin estridencias, reflexiva, dialogante y dialógica. Una voz que, al propugnar un ejercicio del periodismo desde la libertad, nos enfrenta al valor y trascendencia de la elección ética.
La conversación sostenida con Nexcy y Matilde que abre el libro, nos permite conocer el proceso de crecimiento humano, intelectual y profesional de un hombre al que con toda propiedad podemos llamar “maestro”, dentro y fuera de las aulas.
“Para devolver la mística al periodismo –dice Núñez Grassals— lo primero es conseguir que los periodistas vuelvan a ser periodistas. Así es como la democracia los necesita, como periodistas y ya. Muchos periodistas se consideran políticos y líderes políticos también; esto ocasiona que la gente no sabe cuándo habla, por ejemplo, en la radio o la televisión, un cuadro político, un agente empresarial o un periodista”.
Pienso que nos equivocaríamos si movidos y movidas por opiniones prejuiciadas, interpretamos lo dicho por Núñez Grassals como una directa alusión a los sospechosos habituales, esos y esas que a diario reciben el calificativo de bocinas. Lo planteado en la cita es mucho más complejo, y viene siendo desde hace tiempo objeto de debate en el mundo occidental, que ve con espanto cómo la prensa se ha convertido en lo que Umberto Eco llamó “la máquina del fango” y cómo la opinión pública ha sido sustituida por la opinión publicada, a la que tirios y troyanos hacen pasar por la voz del pueblo.

Al examinar lo que se está publicando en los medios y cómo se está publicando, hasta el observador más lerdo no tardará en advertir que buena parte del periodismo dominicano ha caído en la trampa de encasillarse en uno de estos dos bandos: los gobiernistas, que ya forman legión, y los oposicionistas, que pugnan por desbancar a los otros, muestra palmaria de lo que Kapuscinski llamaba con sobrada razón “periodismo de rebaño”.
Para dar una idea de la dimensión de este daño, Núñez Grassals se pregunta “¿cómo puede un ciudadano sometido al flujo constante de un torrente de información envenenada elegir bien a sus representantes políticos?”.
Para alcanzar este periodismo libre y por tanto acreditado, Núñez Grassals propone conjugar cuatro verbos fundamentales: verificar, contrastar, comprobar y mostrar, cuyos contenidos desarrolla.

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