“La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento”.
José Luis Sampedro.
Además del recogimiento propio de la Semana Santa, la sociedad dominicana se sobrecogió con el fallecimiento de cuatro ciudadanos ejemplos de vida y conductas altruistas. Desde ámbitos y circunstancias distintas sus almas tuvieron características comunes: sirvieron a los demás, defendieron el bien, practicaron la solidaridad, el amor y la dedicación al trabajo.
Claudio Caamaño, Rafael Isa Isa, Luis de León y Tony Montes de Oca, en La Romana, fallecieron víctimas de condiciones adversas incluso contra las que lucharon reclamando el derecho a los servicios de salud del pueblo dominicano, el desarrollo de la ciencia, la educación y la democracia plena.
Estos cuatro ciudadanos dejan vacíos que nadie llenará, porque eran insustituibles.
Claudio: con su estilo disciplinado, militar recto y humanizado, tierno en el trato con las personas, amante de la naturaleza, fiero en la defensa de la patria y de los pobres, identificado con la gente sencilla, los campesinos y la cultura del país.
Durante su vida fue ejemplo de “hombre a punto y de pelo en pecho”. No le temía a nada ni los obstáculos lo detenían; cuando emprendía una tarea tenía que concluirla, jamás dejaba pendiente lo que se proponía. Fue siempre fiel a su patria y a sus ideales. Que descanse en paz.
Rafael Isa Isa (Fen): médico consagrado en velar por salud del pueblo dominicano y de América Latina, fundamentalmente por los pacientes con enfermedades de la piel. Su interés en salvar vidas lo convirtió en un estudioso de las especialidades dermatológicas lo que le permitió hacer significativos aportes para proteger a la población de esas enfermedades.
Junto al doctor Bogaert y el equipo de científicos del Instituto Dermatológico Dominicano contribuyó a desarrollar la dermatología en el país, fundar el hospital y erradicar la lepra y otras enfermedades que padecía la población relacionada con esa área de la medicina.
Honorable ciudadano, buen hijo, esposo ejemplar, gran padre de familia, amigo leal, excelente ocoeño preocupado por su pueblo y sus gentes. Donde quiera que Fen pisara dejaba una chispa de amor, de sinceridad, de nobleza y desprendimiento. Descanse en paz doctor.
Don Luis de León: comerciante de los que la gente llama “hombre sin hiel para el trabajo”. En Los Alcarrizos se asentó con su familia abriendo un modesto negocio que, con el transcurrir del tiempo y su denodado esfuerzo, prosperó y se convirtió en el lugar de confianza de los vecinos.
Junto a su esposa, Martha Espinosa, formó una bonita familia compuesta de dos hijas y un hijo que lloran su partida inesperada, trance en el que reciben el consuelo de las muchas personas que les confortan refiriéndoles momentos en que su padre tuvo gestos solidarios y altruistas con ellos o con la comunidad de la que siempre estaba pendiente y presto a actuar en bien de todos.
La forma de ser de don Luis le permitió estar cerca de la gente y ganarse la admiración y el respeto de la comunidad. Descanse en paz.
Tony Montes de Oca: desde niño se perfiló como un romanense estudioso, respetuoso de sus compañeros y amigos quienes ponderaban sus cualidades de trabajador, inteligente, amante del estudio, alegre y sincero. Aspiraba a que las personas fueran felices y vivieran en paz.
Dedicado promotor de las actividades organizadas en su juventud para promover la cultura y mejorar las condiciones de vida de los romanenses. Acompañante fiel del padre William Skilton en la iglesia Episcopal Todos los Santos. Buen hijo, padre y hermano amoroso, sincero amigo. Se fue dejando la sensación de un vacío difícil de llenar. Descansa en paz Tony.
Nos corresponde luchar sin descanso ni tregua para que ellos puedan descansar en paz.