Ley de Partidos: ¡qué parto tan largo!

Ley de Partidos: ¡qué parto tan largo!

El presidente Danilo Medina extendió la actual legislatura por 15 días para que el Congreso siga conociendo la Ley de Partidos y la de Régimen Electoral. Ummm, ¿y todavía hace falta más conocimiento? ¿Sufren de déficit cognitivo los legisladores?

Comencemos por lo vital. He dicho muchas veces que primero debió aprobarse una nueva Ley Electoral. Actualizar la existente y darle un poco más de garras era más fácil. Es lo mínimo que, a estas alturas, debió haber aprobado el Congreso. ¡Pero no! Siguen con su tirijala en la Ley de Partidos, un parto largo, muy largo.

De tanto cantaletearla se llegó a creer que la aprobarían a principios de esta legislatura, pero nada. Tienen ahora otra oportunidad: los 15 días de extensión. Si no, como tarde, en la próxima legislatura; ono habrá Ley de Partidos para las elecciones de 2020.

¡Y ellos felices! Los políticos seguirán en su preferido estado natural: como chivos sin ley.

La clase política dominicana, de baja calidad, ha perdurado en el tiempo porque no se somete a la legalidad. Ni siquiera le interesa establecer una legalidad para autorregularse.

El financiamiento carece de control. Lo único que conocemos es la millonada que reciben del Presupuesto Nacional para su divertimento. El Gobierno, por su parte, distribuye beneficios entre todos lospartidos y facciones de aliados, que digamos, es más de la mitad del espectro político. Inclusohay políticos de oposición enrolados en el plan de beneficios gubernamental con asesorías o contratos.

Un amplio segmento de la clase política se ha acoplado al sistema de beneficios de un PLD hegemónico. La lucha dentro del PLD se agrava, precisamente, porque segmentos del peledeísmo en alianza con otros grupos libran una batalla campal por el control de los recursos. Tanto el leonelismo como el danilismo trascienden el PLD y agrupan un amplio espectro político con beneficios actuales o promesas futuras.

Precisamente, que el sistema de partidos en la República Dominicana no haya colapsadose debe, en parte, a los amplios beneficios que recibe la clase política, aunque las luchas personalistas hayan destruido casi todas las estructuras partidarias.

Los reformistas siguen en el poder, muy disminuidos; los perredeístasestán en el poder,también muy disminuidos;algunos perremeístas se benefician del poder,aunque de manera limitada; muchos de los partidos minoritarios están en el poder con el PLD, o estuvieron en la época de Leonel y aspiran a volver con él.En esta coreografía política, el PLD sigue siendo el rey.

A la sumatoria de todos esos partidos políticos se adhieren grandes segmentos de la sociedad dominicana, que, al igual que los políticos, buscan beneficios. Por eso, entre corrupción y clientelismo danza el descalabrado sistema de partidos, por lo menos, hasta que llegue una gran crisis económica que arrase con todos.

Una ley que ponga límites a la corrupción y al clientelismo no es del agrado delos políticos. Por eso el parto para actualizar la Ley Electoral y aprobar la Ley de Partidos ha sido tan largo.

Me sorprendería que esas leyes se aprueben en la extensión de 15 días. Quizás,la única esperanza es la próxima legislatura.

Entrado el año 2019, los partidos estarán en full proselitismo y normarlos sería prácticamente imposible. Como bien demostró la disposición administrativa de la Junta Central Electoral llamando a un cese de las actividades proselitistas en espacios públicos, no hay intención de los políticos de dar tregua. Quieren cancha libre, y sin árbitros mucho mejor.

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