Libros imprescindibles:
La erótica hispánica

Libros imprescindibles:<BR>La erótica hispánica

Si hay un libro imprescindible e inolvidable para entender la teoría y la práctica del amor, del erotismo y la sexualidad  en la cultura-sociedad española, y por vía de consecuencia en la América hispánica como sistema colonial que duró hasta 1898, solo hay que evocar a “Erótica española”, de Xavier Domingo.

Publicada en París por la editorial Ruedo Ibérico en 1972, el libro de Domingo pertenece al conjunto de obras de la diáspora mundial española que desde el fracaso de la república emigró al extranjero y aportó, allí donde se asentó, un caudal de transformaciones artísticas, literarias, intelectuales y científicas que cambiaron la visión local de las disciplinas.

A tres años de la desaparición de Franco, la “Erótica hispánica” entrará a España como un producto diaspórico destinado a competir con las concepciones tradicionales implantadas en la Península antes, durante y después del franquismo. Razón por la cual se impone un estudio acerca de la recepción de la obra de Domingo a partir del posfranquismo. Sobre todo si se dispone del método y la estrategia del autor, quien lo declara tajantemente, en una prosa sin amagos de los artificios propios de la retórica barroca que predominó en España desde 1570 a 1750, pero cuya prolongación y tono grandilocuente persisten todavía la sociedad peninsular y en América hispánica.

Declara el autor su objetivo en la introducción, a la que acompaña de dos ilustraciones que reposan en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid: “Soldado”, bronce ibérico del siglo III a II antes de Cristo y “Bronce itifálico”, un verdadero símbolo acerca de la importancia del sexo en lo que sería la civilización ibérica: “Pero este es el español ante el amor: vamos a blasfemar contra toda la tradición, pero este hombre no es ni Don Juan ni el Quijote: es Calixto, el tímido, el inocente, el ingenuo y egoísta sensual, víctima con Melibea, la española, de Eros en una de sus representaciones menos acarameladas, menos infantiloides y, quizás por ello, más intuitivamente exactas: la Celestina.” (p. 9)

Con esta hipótesis de base, el autor solo debe encaminarse a probar las distintas afirmaciones contenidas en el objetivo arriba enunciado. Todo lo cual queda demostrado en los capítulos de su investigación que tienen por título: 1. La culpa. 2. El castigo. 3. Moros y cristianos. 4. El mejor cliente de la Celestina. 5. Varón de dolores. 6. Carajicomedia. 7. La Celestina. 8. Un renacentista español. 9. Don Juan. 10. ¡Oh!, toque delicado. 11. Diablos enamorados. 12. El caballo raptor; y, 13. Último capítulo para la edición española (pues hubo una primera edición francesa en 1967 por cuenta de Jean-Jacques Pauvert, para la Biblioteca Internacional de Erotología).

A cada uno de esos capítulos se le añade un apéndice iconográfico con imágenes extraídas de la pintura (incluye una foto de “Los dioses”, de Granell, perteneciente a la colección de Iván Tovar, lo cual relaciona a Domingo con el surrealismo dominicano), la escultura, las revistas y otras publicaciones españolas. En cada capítulo de análisis se incluyen capítulos iconográficos con imágenes que aluden a lo tratado. Estos capítulos iconográficos son los siguientes: 1. Sadomasoquismo. 2. Fetiches. 3. El sexo débil. 4. La Virgen de la Teta. 5. Culos. 6. Príapos. 7. Kitsch español. 8. El cura; y 9. Picasso. Todo lo cual cabe en las 324 páginas que contiene la obra.

Desconozco si la obra ha sido publicada de nuevo en España, pues Domingo murió joven, luego del regreso a su país. Las informaciones sobre su vida, estudios, publicaciones, viajes y entorno cultural escasean en Google, pero al menos se da cuenta de los tres libros de gastronomía que publicó, de su viaje al Perú y de una película, “Hotel Room”, de César Gay, donde participó como actor. Publicó en España a su regreso, dos libros: “El dinero del Opus Dei” y “La viuda andaluza”, y también “Erótica hispánica”, pero no sé si es una segunda edición calcada de la de Ruedo Ibérico, de París. Lo que sí se dice en la información es que el último capítulo fue reescrito para dicha edición española.

Los títulos de los libros de cocina que publicó Domingo a su vuelta a la patria fueron: “Le goût de l’Espagne”, “De la olla al mole”, “La mesa del buscón” y “Cuando sólo nos queda la comida”, obras que fueron publicadas por Tusquets.

En periodismo, durante todo el decenio de los 80 publicó una columna de gastronomía en la revista Cambio 16.

Entré en contacto con la obra de Domingo en 1972, último año de mi estancia en Bezansón, Francia, cuando leí “La erótica hispánica”. 38 años después volvería a leerla para una investigación sobre el sujeto dominicano. Sin esta obra de Domingo y la de Irving Leonard sobre el barroco en México no se puede realizar un estudio sobre el erotismo en el Santo Domingo colonial y su prolongación hasta el siglo XXI.

En la próxima entrega veremos los resultados más importantes de este libro de Xavier Domingo.

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