¿Llegaremos al ovillo?

¿Llegaremos al ovillo?

El suicidio del arquitecto David Rodríguez García en la OISOE ha puesto en manos del Ministerio Público un hilo que los investigadores están obligados a seguir hasta llegar al ovillo, no solo al de las causas específicas de ese desenlace extremo, sino también al del tinglado de extorsión, manipulación y usura que parece enquistado en entidades oficiales que otorgan obras físicas. Una parte importante a desentrañar es la pulcritud de las licitaciones mediante las cuales se adjudican las obras.

Antes del suceso sangriento que ha causado todo este revuelo, el CODIA había advertido sobre actos que perturban a los contratistas de obras. El atraso injustificable en el pago de cubicaciones es uno de esos actos nada extraños en la OISOE y en ministerios como Educación, Obras Públicas y Salud Pública, así como en la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo.

La pérdida de una vida es lo que ha disparado las alarmas esta vez, pero son muchos los contratistas que se han visto al borde de la desesperación y que han tenido que vender sus propiedades por causa de los actos indecorosos que parecen cotidianos en algunas instituciones del Estado. Hay que darle a la sociedad garantías de que a través de este hilo llegaremos al ovillo, y que una vez fijadas las responsabilidades vendrán todas las consecuencias legales de lugar.

Hacer más por la competitividad

Hemos mejorado nuestra puntuación en el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, pero no lo suficiente como para dormirnos en los laureles. En esa materia estamos por debajo de cuatro de los cinco países de Centroamérica con los que competimos en el mercado regional y el de los Estados Unidos a través de dos tratados comerciales. Y para colmo, la corrupción y el favoritismo persisten como factores negativos nuestros en ese índice.

También experimentó mejoras significativas nuestra posición en cuanto a educación, lo que pone en evidencia los frutos del esfuerzo oficial en este aspecto particular. Pero, indudablemente, tenemos que hacer mucho más para alcanzar puntuación de competitividad acorde con nuestro potencial económico y con la necesidad de seguir superando barreras.

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