Llegó la hora

Llegó la hora

Basta ya de análisis de la situación y del ejercicio de futurología. Sabemos de dónde venimos, desconocemos hacia dónde vamos, dejamos el presente y el futuro en manos de ideas, acciones, personas e institucio0nes que actúan mal por ignorancia, por interés, por equivocación, pero de todos modos hacen daño.
El país anda muy mal, no es noticia reciente. Sería abusivo y falso decir que desde siempre andamos por el camino equivocado y con el rumbo incierto que mata la esperanza e impone de la obligación de luchar por cambiar tal situación.
Se nos quiere inocular, como una inyección de maldad, que los partidos políticos están en vías de extinción, quizá se trata de una política inducida hacia el surgimiento de santones, de providenciales que salgan de la sociedad para resolver los problemas con una varita de virtud, con una cohorte armada, enceguecida, corrupta, que ataca como un toro de lidia con la cabeza hacia abajo.
Los problemas se resuelven luego de ser estudiados desde todos los ángulos, desde todas las perspectivas, hacia adelante, hacia atrás, hacia arriba y hacia abajo y desde y hacia todos los puntos cardinales.
Que la Nación es conducida hacia un destino que no conviene ni satisface las necesidades y expectativas de la sociedad, no es un secreto, pero ya está bueno de lamentaciones que si Lilís, que si Horacio, que si Trujillo, que si Balaguer, es oportuno, siempre es oportuno el momento para algo más que una reflexión, para que hagamos un alto y nos preguntemos, como el presidente norteamericano John F. Kennedy en su discurso inaugural «No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país».
Pasó el tiempo de estudiar el origen de nuestra sociedad, del análisis de la conducta del ser nacional, aunque ese ejercicio debe continuar de manera sostenida, ya hay suficientes datos, vivencias, ejemplos, formulaciones estadísticas y proyecciones, que nos permiten decidir hacia dónde debemos ir, hacia dónde queremos ir, cuál es el objeto de la vida, hacia dónde llevar la sociedad actual
Somos la generación que dispone de mayores y mejores recursos humanos, somos la generación que se presume que sabe lo que quiere, que sabe hacia dónde va ¿hasta cuándo vamos a mantenernos ocupados en el inmovilismo, en el “eso es así, eso era así, eso será así” cuando nos encontramos en la encrucijada de los tiempos actuales?
Tengo claro el papel que debo jugar: participar en el programa de la transición necesaria a fin de dotar al país de un poder judicial que aplique la ley, de un poder legislativo que cree reglas justas y beneficiosas para todos, de un gobierno por todos, para todos y con todos, eso es lo que proponer Hipólito Mejía. ¡Acompañémoslo!

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