Llover sobre mojado, no más

Llover sobre mojado, no más

Probablemente Steven Fisher, el embajador de Reino Unido en el país, sea blanco de ataques de ultranacionalistas locales por criticar el hecho de que teniendo la República Dominicana el mayor crecimiento económico de la región, no ha logrado reducir la pobreza y las desigualdades sociales como lo han hecho naciones de economías menos briosas que la nuestra. Pero el embajador no ha hecho más que tocar una realidad que nosotros conocemos muy bien, y que cada partido político ha manoseado a conveniencia, desde la oposición o desde el poder.

El crecimiento económico no ha generado aquí desarrollo humano, ni empleos de calidad, ni ha modificado positivamente las condiciones de vida de la gente. Es más, está comprobado que ese fenómeno del crecimiento lo que ha provocado aquí es profundizar las brechas, pues sus efectos jamás permean lo suficiente la base de la pirámide social, donde están las mayorías.

Así pues, que no debería causarnos enfado que el representante de un país que es socio comercial nuestro, con inversiones que rondan los US$1,000 millones, exprese decepción porque no hayamos sabido distribuir equitativamente las ganancias que tanto exhibimos. El progreso económico no sirve de mucho si no se traduce equitativamente en progreso para la gente. Hemos visto llover sobre mojado otra vez.

Un grosero acto de vandalismo

Lo menos que debe ocurrir es que sean procesados y castigados por la justicia, los choferes de dos gremios que controlan el transporte de Boca Chica que amenazaron con incendiar un autobús con 50 niños estudiantes del Colegio Evangélico Episcopal de Andrés que iban de excursión hacia la Feria del Libro. Esta grave amenaza fue en represalia porque el colegio al que pertenecen los estudiantes no contrató los servicios de ninguno de los dos sindicatos.
Satisface saber que el procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, ha tomado cartas en el asunto y ha comprometido su palabra al afirmar que los autores de esta grosería serán sometidos a la justicia. Amenazar con quemar un autobús lleno de niños es un acto grave, que bajo ninguna circunstancia puede ser pasado por alto ni quedar impune.

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