LO CRUEL DE UNA “MUERTE DULCE”

LO CRUEL DE UNA  “MUERTE DULCE”

Cada año cientos de personas en todo el mundo pierden la vida a consecuencia de la inhalación de monóxido de carbono (CO), un gas generado por la combustión deficiente de sustancias como gas natural, gasolina, queroseno, carbón, petróleo, tabaco o madera.
Conocida como la “muerte dulce”, la intoxicación por este gas se produce sin que los afectados perciban el peligro, al caer en un letargo. Los expertos afirman que se trata de una muerte “muy dulce” que no da sensación de ahogo ni de asfixia, puesto que este gas no tiene olor, sabor ni color.
En la mayoría de los casos, las víctimas no se percatan de lo que está ocurriendo y en el caso de que sí se dieran cuenta, muchas veces, la inhalación les provoca una parálisis en las piernas, impidiéndoles así salir corriendo para buscar ayuda.
Suele ser difícil decir si alguien está envenenado con CO, ya que cuando aparecen, los síntomas pueden parecerse a los de otras enfermedades. Entre los más comunes se pueden citar: dolor de cabeza, mareos, debilidad, náuseas, vómitos, dolor en el pecho y confusión.
Las personas que están dormidas o intoxicadas pueden morir de envenenamiento por CO antes de presentar síntomas.
Cuando el CO entra en contacto con el organismo. De acuerdo al toxicólogo Amado Alejandro Báez, el monóxido de carbono es sumamente peligroso porque una vez inhalado se acopla a la hemoglobina (molécula en la sangre encargada del transporte de oxígeno).
“Esta afinidad es 230 veces más fuerte que el oxígeno, inhibiendo de esta forma la capacidad de la sangre de llevar oxígeno a los tejidos y células del cuerpo y generando un tipo de asfixia”, describe el especialista en toxicología y medicina de emergencias.
Sobre el tiempo que tarda el gas en provocar la asfixia, Báez señala que esto dependerá de dos factores.
“Primero, se evalúa el grado de la exposición: cuánto CO ha inhalado la persona y en qué tipo de espacio (cerrado o abierto) se encontraba al producirse la asfixia. Y segundo, el tamaño del sujeto expuesto: los niños son más sensibles que los adultos. Al final esto refiere a la dosis letal 50 (LD50 en inglés) o la dosis que mata el 50 % de sujetos”, detalla.
Estadísticas mundiales. El doctor Báez, dominicano radicado en los Estados Unidos y jefe de Emergencias del Hospital Kings County New York, refiere que en ese país, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCPEEU) (en inglés Centers for Disease Control and Prevention, CDC) y la National Fire Protection Association (NFPA) reportan unos 72 000 casos al año de intoxicación por CO, con una mortalidad aproximada de 450 casos por año.
Mientras que en el caso de España, cada año entre cinco mil y diez personas padecen intoxicación por monóxido de carbono (CO), con una media de 125 muertes anuales, siendo más comunes durante los meses de invierno por el uso doméstico de hornos, estufas de gas, calentadores y chimeneas de leña en situaciones de funcionamiento subóptimo o utilizados en espacios mal ventilados, según informa la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
En Argentina, el peligroso gas causa unas 200 muertes por año. Las estadísticas marcan que cada cuatro horas hay un accidente vinculado con la inhalación de monóxido de carbono, una cifra que estremece e incluye a ancianos, adultos y niños que perecen por estar en ambientes poco ventilados o cerca de artefactos que no funcionan bien.
En la República Dominicana. Báez sostiene que en el país las estadísticas sobre la “muerte dulce” son difíciles de medir ya que no existe una disposición gubernamental para apoyar y organizar servicios de toxicología.
Afirma que la mayoría de los casos ocurren por una mala exposición a motores de combustión, entiéndase, vehículos de motor y plantas eléctricas. “Estos, sobre todo en espacios confinados (parqueos cerrados), y en el interior de viviendas”, destaca.
El doctor aboga porque en el país se apoye el desarrollo de un Centro Nacional de Toxicología que ayude a los médicos y a la comunidad a identificar y tratar adecuadamente intoxicaciones.
Prevención. El toxicólogo comprende que para prevenir la intoxicación por monóxido de carbono se deben tomar en cuenta tres claves puntuales:
Primaria. Prevenir exponerse a gases que resultan de combustibles.
Secundaria. Detectar temprano la exposición, a través de alarmas y de sensores en las viviendas y los vehículos de motor.
Terciaria. Intervenir con prisa cuando una persona ha estado expuesta al CO y administrar primeros auxilios, que incluyen sacar el sujeto del área con el gas hacia una zona abierta con aire fresco y llamar a los servicios de emergencia para administración de oxígeno, terapias avanzadas y -en casos extremos- cámara de oxígeno hiperbárico.
El especialista resalta que existen buenos servicios de este tipo en la República Dominicana.

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