«Lo que el viento se llevó» desde el Banco Central

«Lo que el viento se llevó» desde el Banco Central

POR CLAUDIO CABRERA
Si el año 2004 constituyó un respiro para mucha gente que cifró sus esperanzas en un cambio, uno de los más aplaudidos fue el de las autoridades monetarias, puesto que el año que finalizó el 31 de diciembre, es ya recordado como «lo que el viento se llevó». Esta idea emerge en vista de que las anteriores autoridades que hablaron con una aparente propiedad y manejo de las cuestiones monetarias y cambiarias, mostraron tal ignorancia en el manejo de esos asuntos que espantaron hasta a sus propios seguidores.

Fue algo como «La Caída de la Casa de los Usher» que una vez describiera el autor Edgar Allan Poe.

Al ponderar ciertos resultados del ejercicio comparado de las dos autoridades, salientes y entrantes, cifras a mano, los resultados salen a la luz.

El freno a la inflación en el transcurso del pasado año 2004, fue el resultado de la combinación directa del prudente manejo de una política monetaria que aunada a una terapia de contención a una hemorragia financiera iniciada por las anteriores autoridades del Banco Central, logró, al fin, situar la emisión monetaria bajo el control de las autoridades.

En enero del pasado año, la economía abrió con el fatídico saldo de una tasa de cambio que rozaba los RD$51.50 en promedio para todo el mes, aunque en muchas transacciones sobrepasó de ese nivel.

Para ese mismo mes, ya la emisión monetaria resultante de los desaciertos del «equipo económico» instalado en el Banco Central, había adoptado la decisión de transfundir más de RD$100,563 millones en «facilidades de liquidez» a la banca comercial, tras la emergencia de la crisis que había explotado en el sistema financiero, a principios del 2003.

Dicho nivel se mantuvo en estos topes hasta bajar a los RD$87,879.9 millones a junio del 2004, para cerrar luego en la abultada suma de RD$110,808.6 millones.

La reducción más significativa de la tasa de cambio en la anterior administración de la institución monetaria se verificó hacia el mes de julio, cuando ya los agentes financieros estaban convencidos de que el «equipo» que había cometido desaciertos y malos manejos encabezados por Lois Malkún desde la institución monetaria, tenían sus días contados ante el previsto cambio de autoridades. Entonces la tasa de cambio se situó en RD$44.64 por US$1.

MENOS MALA

Tras los primeros resultados del ejercicio monetario, cambiario y fiscal de las actuales autoridades, ha salido a relucir cierta inquietud entre algunos economistas, sobre la sostenibilidad de los actuales lineamientos de política económica.

No obstante, los resultados en el corto plazo no pueden ser pasados por alto. Desde el mes de agosto, la tasa de cambio empezó a caer, acorde a las cifras disponibles, situándose en promedio de RD$37.2 por US$1.

Sucesivamente, al finalizar el último cuatrimestre del año, de septiembre a diciembre del 2004, las tasas de cambio se mantuvieron entre los RD$30.69 hasta los RD$30.37 a diciembre, en promedio para sendos meses, dando una clara señal de que la inflación, al menos, se había detenido en la economía dominicana.

Aunque al mes de octubre se percibe una ligera subida de las tasas con promedio de RD$32.17, al mes de noviembre se colocaron en RD$28.13 en promedio ponderado para los 30 días.

Con relación al drenaje de la emisión monetaria, abrió el mes de enero con RD$77,606.6 millones y bajó significativamente en marzo del pasado año para colocarse en RD$64,013 millones.

Retomó celeridad desde mayo del año pasado con RD$72,704.2 millones y siguió subiendo hasta terminar en RD$75,405.5 millones en agosto.

En el mes de diciembre, como resultado de las emisiones obligadas de dinero que hace el Banco Central al cierre del año, debido al incremento en los pagos de doble sueldos y otros compromisos, cerró en RD$76,555.1 millones.

DESCONFIANZA VS. CONFIANZA

Otro indicador en que el millero de las actuales autoridades monetarias dejaron atrás a la improvisación lo constituye el renglón que compete a las reservas internacionales netas de la institución.

El gobernador Héctor Valdez Albizu anunció que los resultados preliminares de fin de año habían dado como respuesta en buen puntaje al final de año. No hay punto de referencia con los magros resultados del «equipo» anterior del Banco Central que dentro de sus improvisaciones no recordó los efectos perversos que tienen la emisión monetaria correlativa con las reservas internacionales.

Por eso, el 2004 abrió con reservas netas insignificantes que alcanzaron los US$114.2 millones en enero, manteniéndose por debajo de los US$200.0 millones hasta todo el mes de mayo.

Si hubo un factor que catalizó la aspersión de la desconfianza en lo que podrí ocurrir en la economía dominicana en el corto plazo, la pérdida de reservas para complacer a depositantes, entregándoles moneda local a manos llenas, produjo tal efecto.

Desde junio hasta julio dichas reservas en divisas sobrepujaron los US$257.0 y US$276.9 millones respectivamente, pero a partir de agosto emprendieron un crecimiento que las situó sobre los US$350.0 millones hasa septiembre, alcanzando sobre los US$437.0 millones a octubre y alcanzando los US$567 y US$602.2 millones entre noviembre y diciembre del año que recién finalizó.

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