El turismo es sin lugar a dudas la mejor industria de la República Dominicana. Su aporte al PIB, con el incremento de los visitantes a los distintos lugares dedicados al turismo, son pruebas fehacientes de que es un sector pujante en el que descansa parte del desarrollo de nuestro país, por lo que todos debemos aportar para hacerlo sostenible en el tiempo.
El hecho de ser una isla, con las vulnerabilidades propias de ubicarse en la ruta de los huracanes, plantea a las autoridades y a los operadores del sector el gran desafío de evitar que un desastre natural se convierta en una amenaza seria.
Revisando la propuesta de guías de la Organización Mundial del Turismo y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), -a través de las cuales los operadores y países que las cumplan podrían recibir una certificación que aumentaría el potencial del sector-encontramos que en el país falta todo por hacerse en lo concerniente al Turismo Sostenible. Primero, la usencia de las administraciones locales en los planes del desarrollo turístico, al extremo de que las capitales de las provincias se mantienen al margen de la actividad, y algunos turistas y visitantes extranjeros desconocen el entorno donde están ubicados los hoteles en los que se alojan.
De acuerdo a las guías para el Turismo Sostenible, los gobiernos locales no pueden ni deben estar al margen de la actividad, ya que el patrimonio histórico y cultural de cada provincia y municipio debe estar integrado como elemento de valor a la actividad turística.
El punto 6 de las guías sobre control local establece: “Involucrar y empoderar a las comunidades locales en la planificación y toma de decisiones sobre la administración y desarrollo futuro del turismo en su área, en consulta con otros sectores sociales”.
Esto significa que la seguridad del turista debe estar garantizada por las administraciones locales, incluyendo todas las autoridades para que se pueda dar cumplimiento al punto 7 de las guías referido al bienestar de la comunidad, que precisa que “se debe mantener y fortalecer la calidad de vida de las comunidades locales, incluyendo estructuras sociales y acceso a recursos, buenas costumbres y sistemas de apoyo de la vida, evitando cualquier forma de degradación y explotación social”.
El punto 8 de las guías se refiere a la riqueza cultural, y plantea como fundamental “respetar el patrimonio histórico, la cultura auténtica, las tradiciones y las cualidades distintivas de las comunidades anfitrionas”.
Las guías contemplan 12 puntos claves; si se cumplieran, el país se prepararía mejor para no depender solo de la oferta de playa y sol a los turistas y visitantes extranjeros, se les podría brindar no solo la calidez de los dominicanos, sino la historia de cada lugar, el patrimonio local y cultural.