Los acontecimientos han sacudido al país

Los acontecimientos han sacudido al país

El año concluirá para el país con las más diversas apreciaciones de los hacedores de opinión pública debido a los acontecimientos que sacudieron toda la cronología de los 366 días del calendario.
Y esas conmociones alcanzaron su climax con la muerte esperada desde hace años por su estado delicado de salud del comandante Fidel Castro, símbolo de una época mundial de medio siglo y hacedor de políticas diversas en las capitales del poderío mundial cuyo objetivo era eliminarlo y no pudieron.
Los hechos más sobresalientes del año que finaliza estuvieron dominados por ser un año electoral en donde ya estaba marcada la reelección de Danilo Medina. En base al ejercicio del poder, y los recursos oficiales a su alcance, logró muy hábilmente, casi sin hablar, que se modificara la Constitución, ya que los legisladores plegados al proyecto reeleccionista, accedieron con su voto a darle un período más.
Las elecciones consistieron en una aplastante derrota de las fuerzas opositoras al PLD cuando este obtuvo más del 60% de los votos de forma que no hubiese dudas acerca del triunfo. La oposición rehusó reconocer el triunfo de los peledeístas. Desde entonces se agruparon en torno a un bloque opositor ya desinflado que pretendió llevar a cabo una oposición militante para arrinconar al PLD pese a su triunfo. Y es que la oposición se engrengueñó con esa victoria que la consideraron fruto de un fraude electoral, y desde entonces, no sacarle el guante de la cara con todo tipo de denuncias.
El año ha estado caracterizado por todo tipo de incidentes políticos en que las actuaciones de los protagonistas opositores ha sido de una torpeza notable. Sus denuncias no son creíbles y pretenden que se les tome en cuenta sin tener un discurso apropiado de una verdadero grupo opositor. Sus señalamientos o críticas no son muy certeras frente a un partido oficial que ya muestras signos de resquebrajaduras en su otrora eficiencia monolítica. Al menos sus estrategas saben muy bien cómo calmar las inquietudes de sus dirigentes más conspicuos e inquietos.
Y a partir del 16 de agosto, en que el PRD se incorporó al gabinete de Medina, los nuevos incumbentes esperaron cien días para conocer lo que se le había puesto en las manos. Entonces han iniciado su podadera de cuadros peledeístas sacando las uñas de sus necesidades reprimidas por ocho años. Se supone que la nómina de los empleos públicos estaba congelada y que no se podían nombrar nuevas personas sin afectar el presupuesto en su mes final.
Pero el remate del 2016, aparte de los acontecimientos políticos y del aumento de la inseguridad ciudadana, del caos en el transporte y los alarmantes feminicidios, fue el aluvión de agua que por más de 30 días anegó la región al norte de la Cordillera Central, o sea al Cibao. Esta inusual cantidad de lluvias produjo peligrosas inundaciones, arrasó con cientos de viviendas, destruyó carreteras, aproches de puentes y muchos de estos sufrieron en sus estructuras.
El saldo de viviendas destruidas y arrasadas por las aguas de los torrentes es incalculable. Numerosas familias se han sumido en la miseria ya que desde hacía años se habían asentado a orillas de los ríos en zonas vulnerables y que las autoridades nunca se ocuparon de desalojarlos, pese a las prohibiciones que existen para ese tipo de asentamientos. El populismo y la polítiquería han tenido más poder para que las autoridades se hagan de la vista gorda de las actuaciones de los infelices.
El presidente Medina está enfrentando, con las lluvias de noviembre, su peor crisis desde que se inició su primer mandato en agosto del 2012. Hasta es posible que esa preocupación le hiciera meter la pata al apoyar a los funcionarios en falta que no habían hecho caso a la declaración de bienes exigida por ley. La creciente invasión pacífica y silente de miles de haitianos han puesto en jaque a la soberanía. Poco se hace para buscarle una salida a esos inmigrantes ilegales. En este año se ha llegado al tope de su número en el país.
Y el regalo envenenado de la temporada navideña llegó con la noticia de la suspensión de los financiamientos brasileños de diversas obras en América. Uno de los países más perjudicados es el nuestro, lo cual coloca en el limbo varios proyectos de desarrollo. Será un golpe demoledor la suspensión del crédito para la presa de Monte Grande, en donde los sureños tenían puestas todas sus esperanzas.

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