Los derrames cerebrales en Ocoa

Los derrames cerebrales en Ocoa

El pasado miércoles fuimos invitados a dictar una conferencia sobre los Accidentes Cerebro- Vasculares, los temidos ¨derrames cerebrales¨. Esta actividad fue llevada a cabo en el salón padre Luis Quinn del Ayuntamiento de la hermosa ciudad de San José de Ocoa, motorizada por la Fundación Ocoa de Pie y otras instituciones como los Rotarios y los Leones. En la oportunidad hicimos una descripción de lo que son los “derrames cerebrales”, tratamos de ser explícitos en la descripción de lo que a nivel popular tiene varias acepciones, desde la llamada apoplejía hasta el derrame. Uno de los aspectos de importancia en la neurología moderna, es el de tratar de unificar la definición de lo que en inglés se llama stroke, pero que en la mayoría de nuestros países lo reconocemos a nivel popular como derrames, también hemos adoptado el término ¨ictus¨.
En verdad hay dos tipos de ictus: los más graves son en los que hay sangrado en el cerebro, que puede estar dentro del cerebro mismo, la llamada Hemorragia Intraparenquimatosa, donde pequeñas arterias perforantes son las que generalmente lo producen, o el sangrado fuera del tejido neuronal, alrededor del cerebro en los espacios meníngeos, llamada Hemorragia Subaracnoidea, secundaria esta última a la ruptura de un vaso de importancia, sea por aneurisma o por vasos malformados. Como vemos, la sabiduría popular tiene gran razón en llamar este tipo de evento como “derrames”, porque sí hay sangre en espacios donde no debe estar, es decir, se produce un derramamiento.
Pero acontece que también en el cerebro se producen los infartos, estos son ictus con menos mortalidad, pero con iguales posibilidades de secuelas negativas. En este tipo de “stroke” del anglosajón, no hay sangre derramada, por el contrario, lo que existe es una falta de sangre por taponamiento de los vasos, por embolia o trombo y en estos casos no se correspondería adecuadamente el término derrame, porque no ha habido efusión, lo que realmente ocurre en estos casos, es una obstrucción con atasco de la circulación; por lo que el término “derrame “es incorrecto para ser usado en ambos casos.
A uno y otro proceso los llamamos Accidentes Cerebro Vasculares (ACV). En los dos hay un alto riesgo para la salud de ese órgano rector llamado cerebro. Estos ictus representan en los países desarrollados la tercera causa de muerte, luego de las enfermedades cardíacas y el cáncer. Como más de un tercio de ellos acontecen antes de los 65 años con gran incapacidad permanente, todavía la persona en capacidad laboral, lo hace muy doloroso y lo peor es que se acompañan de una alta mortalidad en los próximos 5 años después del primer evento. Se considera que los ACV constituyen la primera causa de discapacidad grave, pues un 90% sufre estas secuelas y se considera que un 30% quedará inhabilitado para realizar sus labores cotidianas.
Los factores de riesgos de padecer uno de estos eventos, son unos modificables y otros no. Entre los que no podemos cambiar están: la edad, la etnia (más en los negros), el sexo, los factores hereditarios y el nivel sociocultural. En cambio, hay otros de estos factores que sí podemos, con un poco de atención y siguiendo los consejos médicos. De estos, la más importante y peligrosa, común a ambas formas de ictus es la hipertensión arterial, luego las cardiopatías, el tabaquismo, las grasas en sangre, la diabetes, homocisteina, estados pro-trombóticos, el exceso de alcohol, sedentarismo, obesidad, etc.
Como vemos hay factores que sí podemos controlarlos, el simple hecho de fiscalizar nuestros niveles tensionales, de hacer un poco de ejercicios diariamente, alimentarnos adecuadamente y un control médico periódico, son medidas simples para evitar estas catástrofes que o nos dejan ciegos, o sin poder comunicarnos (afásicos), hemipléjicos o mono-pléjicos, con potencialidad de demenciarnos .Está demostrado que el que tiene un evento de ACV, tiene un chance triplicado de hacer la llamada demencia vascular. Ante este cúmulo de secuelas negativas, en que la principal y más grave es la propia muerte, no es en vano la insistencia de la prevención primaria porque así los podemos evitar. Deseo agradecer toda la hospitalidad de los ocoeños, en particular a doña Nieve Baéz, Milcíades Mejía y Mayobanex Bernal.

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