El primer Observatorio sobre el reparto de los impuestos entre los hogares españoles, de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), revela que el IVA y las cotizaciones sociales hacen que los más pobres soporten casi la misma presión fiscal que los ricos. Este tipo de impuestos son conocidos como regresivos (dentro de la jerga económica), puesto que no diferencian entre rentas más altas o más bajas.
El tipo del IVA es el mismo para una persona que gane 800 euros al mes que para otra que ingrese 100.000 euros. De modo que los ciudadanos con menos renta suelen ver gravada una mayor parte de la misma por este impuesto. Algo similar ocurre con las cotizaciones sociales, que además cuenta con un tope por la parte alta.
Por otro lado, la nota positiva en la distribución de la renta la ponen las prestaciones sociales, entre las que se incluyen pensiones, prestaciones por desempleo, becas y otras ayudas, permiten corregir en un 30% la desigualdad que existe entre las rentas de los españoles, mientras que el sistema fiscal solo tiene un efecto redistributivo del 2,82%.
El informe se centra principalmente en el IRPF, el Impuesto sobre Patrimonio, cotizaciones sociales a cargo del trabajador o el autónomos, IVA, Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, impuesto sobre las primas de seguros e impuestos especiales sobre el alcohol, hidrocarburos, el tabaco y la electricidad.
Estos resultados muestran que el tipo medio efectivo (el cociente entre los impuestos pagados y la renta bruta), que podría asimilarse al concepto de presión fiscal, aumenta generalmente con la renta.
No obstante, el tipo medio sobre renta que soporta el 20% de los más pobres solo es superado por el 10% de los hogares más ricos. Ello se debe a que el consumo de este quintil, que es la base sobre la que se aplican los impuestos indirectos, excede a su renta y a la existencia de tipos mínimos en las cotizaciones sociales. Además, en los hogares hay autónomos que pagan sus impuestos, pese a tener pérdidas.
Más en detalle, la renta del 20% más pobre es de algo más de 7.200 euros, frente al 1% más rico que cobran de media 165.571 euros. Si se observa lo que pagan de impuestos, los primeros dedican el 28,1% de su renta, el 20% siguiente el 22% y desde ahí la presión es creciente hasta el 33,1% que asumen los más ricos.
Por impuestos, el tipo medio efectivo de las cotizaciones sociales es del 8,4% para los más pobres, que se encuentran con que no pueden cotizar por debajo de las bases mínimas, y empieza a reducirse progresivamente hasta el 2,66% del 1% más rico, para el que, en cambio, existen topes máximos. Ello hace que las cotizaciones sociales tengan un «comportamiento regresivo» del 1%.
En el caso de los impuestos que gravan el consumo (IVA, Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados) también se produce un efecto regresivo, especialmente en el caso del IVA, que eleva la desigualdad de las rentas un 3,13%.
Por otro lado, el Impuesto del Patrimonio, que grava especialmente a las rentas entre el 80% y el 90% de los hogares más ricos, tiene un impacto prácticamente insignificante a nivel distributivo.
No obstante, el economista de la Universidad Complutense de Madrid Jorge Onrubia ha señalado, según publica el diario El Economista, que los hogares más pobres también tributan en ocasiones en Patrimonio porque alguno de sus miembros tiene que someterse a este tributo. Finalmente, los impuestos sociales también vendrían a incrementar la desigualdad entre las rentas en un 0,66%.
El IRPF es el único impuesto que realmente tiene un efecto redistributivo, puesto que los más pobres dedican un 1,55% de sus rentas, y esta aportación se incrementa proporcionalmente hasta el 25,1% de los más ricos.
Concretamente, el IRPF tiene un poder progresivo del 7,4% que hace que, en términos globales, el sistema fiscal sea progresivo y permita corregir hasta un 2,82% las desigualdades entre las rentas.