Los neurocientistas y las ARS, Santiago

Los neurocientistas y las ARS, Santiago

Este “conversatorio” de hoy deber ser considerado, como “columna invitada”. El Dr. José Peguero Calzada, brillante neurocirujano de la Ciudad Corazón, presidente del Grupo Nueronorte de la Sociedad que agrupa a los neurocientista del país, habló en la última actividad del grupo, celebrada en los salones del hotel Gran Almirante.

Le pedimos al colega que nos plasmara lo dicho por él, juicios que recibimos y hacemos nuestros y que endosamos en su conjunto y que nos permitimos hacer referencia en su totalidad en nuestro “dialogo” dominical.

Señala el prominente profesor: “Recientemente fue celebrada en Santiago la actividad anual que realiza la Sociedad Dominicana de Neurología y Neurocirugía en dicha sede y que forma parte de su agenda anual. Dicha actividad, como de costumbre resultó en un éxito total, tanto por la cantidad de neurólogos y neurocirujanos asistentes así como por la calidad de las conferencias dictadas por los expositores doctores Franklin Montero, Evelyn Lora, Iván Mercader, Francisco Solís y Carlos Peña.

Al final nuestro presidente, el Dr. José Orlando Bidó, se refirió in extenso al tópico de mayor incidencia en nuestras carreras profesionales: la seguridad social y nuestra relación de trabajo con las distintas ARS existentes en el país y los acuerdos arribados con algunas de ellas al momento de escribir estas líneas. En el transcurro de dicha exposición se refirió a los acuerdos arribados con el Seguro Nacional de Salud (SENASA) y Seguros Dominicanos de Salud (SDS) satisfactorios para ambas partes y habló de las compañías aseguradoras con las cuales existen conversaciones avanzadas y con las que está a punto de firmar bajo la misma tesitura que las anteriores.

En dicho encuentro hubo referencias a la situación actual con algunas de las ARS renuentes a firmar acuerdos con nuestra Sociedad bajo el modelo adoptado con las ARS antes mencionadas, y los inconvenientes que pueden derivarse si no actuamos cohesionados en una situación y momento tan importantes para todos y cada uno de los miembros de nuestra querida Sociedad.

En el pasado, cuando decidimos de manera soberana y espontánea desligarnos de los seguros médicos (quien escribe muy pocas veces ha trabajado directamente con seguros médicos y siempre en esos casos ha sido de manera circunstancial) surgieron, aunque por suerte en una ínfima cantidad, unos tránsfugas que continuaron trabajando con dichos seguros muchas veces de una forma clandestina, poco ética y oportunisticamente.

En la discusión de las medidas a tomar antes esos colegas, que repitiendo gracias a Dios son muy pocos, se abrió un abanico de opciones que deben ser tomadas por la directiva entrante con el apoyo de la inmensa mayoría de miembros. Quien suscribe, de manera personal y responsable, sugiere a nuestra directiva que abra un espacio de oportunidades a esos colegas que han tomado el camino incorrecto, notificándoles de manera oficial, que en caso de desoír sus recomendaciones serán expulsados de nuestra Sociedad,  con las consecuencias que dicha expulsión acarrea.

En cuanto a las ARS renuentes a firmar acuerdos de trabajo similares a los alcanzados con las ARS arriba mencionadas, tengo fe en que tarde o temprano, más temprano que tarde, lograremos un acuerdo satisfactorio para ambas partes. Todos nosotros estamos conscientes de que en un país con una masa pobre tan extensa y una cobertura hospitalaria tan deficiente, la seguridad social es una necesidad, estamos dispuestos a trabajar con el sistema siempre y cuando sea en un plano de justicia.

Debe cesar la práctica irresponsable de llegar a acuerdos de forma individual a espaldas de nuestra Sociedad, por lo que considero que el neurólogo o neurocirujano que persista en esta práctica debe ser expulsado sin contemplaciones de nuestro seno”. Estos juicios del distinguido decano de la Sociedad en la región norte, opiniones con las que coincidimos en su totalidad, pues somos de la creencia que, como las brujas del Medioevo, los traidores y divisionistas deben “arder” simbólicamente en hoguera pública.

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