Los niños de Capotillo retratan su realidad

Los niños de Capotillo retratan su realidad

POR MARGARITA QUIROZ
Son imágenes que gritan a viva voz la realidad en la que  viven los moradores de uno de los barrios más empobrecidos de la Capital. Imágenes de la inocencia infantil, de la alegría de un momento, de la importancia de un abrazo, de la desesperanza “vestida” de escolares y de la gran brecha que separa a pobres de ricos.

Pero, no son imágenes captadas por cualquiera. Se trata de la visión de once niños (tres niñas y nueve niños), que tal vez sin saberlo, fotografiaron la esencia de Capotillo y, tras dar una “mirada” a su cotidianidad, quisieron olvidar la cruda realidad que se vive en sus calles y callejones y, la fama de barrio peligroso e impenetrable que le han otorgado.

Jorge Luis Núñez, de 11 años; César Alfredo Guerrero, de 10 años; Yolavi Antonio Moreno, de 14 años; Hugo Enmanuel Mendoza y Wilmer Enmanuel Jiménez, de 15 años; Estivez Cuello, de 7 años; Wenifer Méndez, de 10 años y Osvaldo Contreras, de 8 años, forman parte del grupo de once niños y niñas, que al recibir lecciones de fotografía, recorrieron Capotillo para captar lo que a su entender era la mejor fotografía.

El entusiasmo, sin duda, fue el motor que les guió y, el criterio, lo que ellos entendieron era la más hermosa imagen representada por esas cosas intangibles que se han ido perdiendo, pero que sólo pueden ser captadas por el alma limpia de un niño.  

Su maestro, el veterano fotógrafo dominicano Polibio Díaz, quien se adentró en las entrañas de Capotillo y agrupó en el Instituto Dominicano de Desarrollo Integral a estos niños y niñas para enseñarles lecciones elementales sobre cómo encuadrar y tomar una imagen  vertical y horizontal. En cuestión de días ya eran “fotógrafos”.

Pero todo no se quedó ahí. Estos niños y niñas tuvieron la oportunidad  de salir de Capotillo y exponer su trabajo en los salones principales del Centro Cultural de España, convirtiéndose en “estrellas por una noche”.

Nada para estos niños pudo ser más gratificante. Sin dudas, nada. Sentir las luces de los flashes y, casi encima, los micrófonos y grabadoras de los reporteros que se apersonaron hasta allí en busca de la novedad, les hizo convencerse de que en Capotillo no todo está perdido y que con ayuda pueden salir pa´ lante.

“Miradas sobre Capotillo”, así denominaron la exposición que quedó abierta el pasado 5 de diciembre. Una selección de 22 imágenes, a color y en tamaño de 5×7 y 8×10. Todas hechas con cámaras desechables.

La exposición estará abierta hasta mediados de enero y luego será trasladada a Capotillo para que los moradores que no han podido asistir al centro puedan apreciarlas. Finalmente, la recién creada Oficina de Animación Barrial, órgano del Centro Cultural de España y que promueve la actividad, le regalará a los niños y niñas sus creaciones.

La actividad contó además con la colaboración de la embajada de España, la Unión Europea, Kodak Dominicana, Siladi Studio, el Centro de Defensa de Capotillo (CDC), el Instituto Dominicano de Desarrollo Integral (IDDI) y Pinturas Tropical.

Este taller de fotografía es parte del programa de actividades que la Oficina de Animación Barrial tiene programadas para llevar a cabo en algunos de los barrios más desfavorecidos de la Capital.

El proyecto se ha iniciado en Capotillo, con este taller de fotografía, una semana de cine abierto y un taller de elaboración de instrumentos con material reciclable.

El sector de Capotillo, ubicado en la parte alta de la Capital, está considerado como uno de los barrios más peligrosos, en donde los actos delincuenciales se suscitan a cualquier hora del día. Colinda con los sectores de Luperón, Simón Bolívar y Villas Agrícolas. 

Según el último censo, realizado por la propia comunidad, allí residen, en tan sólo un kilómetro y medio cuadrado, 90 mil personas, lo que significa que “viven como sardinas en lata”.

“El hacinamiento es algo alarmante en Capotillo porque somos mucha gente viviendo en un espacio pequeño. Un barrio muy grande en término de población, pero muy pequeño en extensión territorial. Pero en Capotillo hay otros problemas y todos radican en la falta de oportunidades”, explica Luis Alejo Javier, cordinador del Instituto Dominicano de Desarrollo Integral.

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