Los políticos de espaldas a la realidad

Los políticos de espaldas a la realidad

Los políticos criollos, en su permanente quehacer cotidiano de las marrullas políticas, no le dan tregua a sus cerebros para asimilar otras realidades de las que no sean provenientes de satisfacer sus intereses, aprovechando cargos, amistades y engaños al fisco, en especial con facturas abultadas sin importarle que el país se desacredite por su mal manejo en las relaciones diplomáticas.

Los políticos, que han estado en el poder desde 1962, no se han preocupado por tratar con firmeza y responsabilidad el entorno de los vecinos isleños ni el internacional, adoptando la estrategia de estar siempre a la defensiva sin el país darse a respetar; y cuando pretenden hacerlo, lo hacen extemporáneamente recibiendo el rechazo de las naciones y aprovechado por los haitianos para humillarnos frente a sus amigos, mientras ellos se presentan como los infelices e indefensos seres humanos apabullados por los agresores dominicanos con sus meteduras de pata legales.

La desesperación de los gobiernos dominicanos los empujan a adoptar medidas que se le revierten, ya que no existe una vocación firme de llevar a cabo una tarea de que las decisiones soberanas de sus funcionarios contengan los sólidos argumentos de demostrar la firmeza y verdad de las verdades dominicanas para hacerse respetar y que predomine la soberanía; ahora se pretende debilitarla por el acoso combinado de los haitianos y sus amigos Estados Unidos, Francia y Canadá en la búsqueda de la desaparición de la frontera y formar un Estado confederado sometido a las voluntades de las naciones más poderosas de la Tierra, auto designadas como defensoras del infeliz pueblo haitiano apabullado por el “imperialismo” dominicano.

La triste realidad dominicana es que, los gobernantes electos o impuestos en los pasados 50 años, han contado con el apoyo del populismo o de la fuerza, ya que el nivel educativo de la población es bajo y son fáciles presas de los demagogos, que con su verbo florido adormecen a sus seguidores con promesas que nunca se cumplen, pero se vive con la ilusión de que los próximos políticos no serán tan tramposos y embusteros y el pueblo podría discernir cuál es el menos malo. El clientelismo predomina en el quehacer político ya que ningún partido presenta planes de gobierno para ofrecérselos a los potenciales votantes, sino que los candidatos le aseguran que dispondrán de una botella cuando ellos lleguen al poder, tal como se ha visto en los pasados diez años ahora que el PLD ha descuartizado el presupuesto de la nación para pagar favores y endeudarse irresponsablemente para favorecer a sus simpatizantes.

Sin embargo, la historia es la fuente para conocer de cómo los políticos han engañado a los dominicanos, y fruto de ese engaño y sus trampas, son las enormes riquezas que han acumulado esos políticos en pocos años, como se observa en los políticos de ahora, que no esconden su bienestar que incluso a los que están ahora en el gobierno han recibido una chilata de ese menudo que dejan fluir para tener un mejor control del mundo político.

Con ese objetivo primario de enriquecerse en el disfrute del poder, a los políticos se les hace difícil tener tiempo para comprender sus obligaciones para con el Estado protegiendo la soberanía y hacerle frente a un mundo exterior que pareciera la tiene tomada contra el país, ya que con altanería dan rienda suelta a sus pasiones por el dinero, eso es lo que observa el extranjero y en donde las relaciones con Haití adquieren una importancia tremenda cuando ellos creen que los atropellamos, y por tanto, mantienen un estado de agitación con sus amigos y en toda la región caribeña, que ahora se agudiza después que Haití sentenció que el país debe cumplir con la sentencia al país evacuada por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH).

Para sacudir a los políticos, de su embobamiento con las riquezas, se debe estimular una corriente de opinión que los haga ver de sus errores en sus ambiciones desmedidas, y más ahora cuando un señero político del oficialismo estaba amenazado de verse frente al Cristo de los tribunales para responder por el vertiginoso enriquecimiento que en pocos años lo llevó a equipararse con los más rancios millonarios dominicanos de una larga vida de trabajo y acumulación de riquezas.

 

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