NUEVA YORK. Salvador Pérez, Alcides Escobar y demás compañeros de los Reales de Kansas City tienen grabada en la memoria la secuencia de la Serie Mundial del año pasado, así que el haber sacado una ventaja 2-0 sobre los Mets de Nueva York no les da tranquilidad. “Es una deuda pendiente.
Tenemos algo por terminar y no va a ser tan fácil”, advirtió el receptor Pérez, cuyo elevado de foul por tercera base fue el último out al sucumbir en siete partidos contra los Gigantes de San Francisco hace un año. “Aquí no hay marcha atrás, hay que seguir jugando fuerte, arriba por una carrera o abajo por diez”. “Queda mucho pendiente”, advirtió el primera base Eric Hosmer.
“El año pasado nos fuimos al frente 2-1 en San Francisco y nos sentíamos bien seguros”. El torpedero Escobar no quiere andarse con contemplaciones, y le da igual que deban sentenciar el primer campeonato de los Reales desde 1985 en estadio ajeno. “No quiero regresar”, dijo el venezolano. “Quiero acabarlo ahí”. Ahí, es el Citi Field. Se trata del estadio de los Mets, que por primera vez albergará juegos de la Serie Mundial desde su inauguración en 2009. Los antecedentes favorecen a los Reales. Cuarenta y uno de los 51 equipos que picaron por delante 2-0 con el formato al mejor de siete partidos acabaron coronándose. Los últimos nueve no han fallado desde que Atlanta no pudo contra los Yanquis en 1996.
“No es la posición ideal para nosotros”, reconoció el capitán de los Mets David Wright. “Esto es cuestión de quién gana primero cuatro. No estamos acabados”. El duelo del viernes en Nueva York enfrentará a dos de los pitchers que lanzan más fuerte en las mayores: el novato Noah Syndergaard por los Mets contra el dominicano Yordano Ventura de los Reales.
Durante la temporada regular, la recta de Syndergaard promedió las 97.1 millas por hora, la velocidad más elevada en las mayores para un pitcher que cubrió por lo menos 150 innings, según STATS. Ventura figuró tercero con 96.3.