El próximo 29 hará seis años que son sacerdotes de la congregación mercedarios descalzos Robert Peña Beato y Wagner Familia.
Sé que para ellos será un día de gran significación, porque no solamente han hecho un excelente trabajo pastoral para Villa Faro y sus alrededores, sino porque su meta la lograron contra viento y marea teniendo que superar muchos obstáculos.
Su ordenación se dio un mes después de que fuera programada por una situación traumática: justamente, el día 29 de diciembre, cuando estaba todo preparado, la parroquia San Simón Apóstol ornamentada bellamente, llena de felices feligreses, ya habían llegado las autoridades eclesiásticas invitadas y solo a la espera del obispo para iniciar, muere en un accidente en la marquesina nuestro querido párroco Clemente Furones.
Yo sé que ese accidente los marcó a ambos, no solo por la usencia del padre Clemente, sino porque siendo tan jóvenes tuvieron que asumir las responsabilidades relativas a su muerte hasta la expatriación de sus restos a España, además de las parroquiales, que no tenía más sacerdotes.
Y después de un mes vino el ansiado día de la ordenación y aquí vino otro récord: Robert fue nombrado párroco inmediatamente, algo inusitado en la Iglesia Católica.
En estos seis años, ambos han hecho un trabajo arduo, Robert, como párroco de una comunidad que ha ido creciendo en fe y en servicios, ahora mismo está inmerso en las labores de ampliación del templo.
Wagner, también el director del colegio parroquial Tirso de Molina, tiene a su cargo la Iglesia de la Epifanía que precisamente recibe este aniversario con otra pena: hace apenas unos días el templo fue profanado y los ladrones cargaron con objetos de gran valor litúrgico y material, incluyendo el sagrario.
Quiero aprovechar este aniversario para desear que Dios les dé mucha sabiduría y aumente cada día su fe.