Los silencios de un Gobierno que busca encandilar

Los silencios de un Gobierno que busca encandilar

MARIEN ARISTY CAPITÁN

En silencio, desde hace casi cinco años, él ha tomado su batuta para dirigir una orquesta que, tal como prometió en el año 2011, se ha encargado de interpretar la música que vive en los pentagramas de su partitura.
Cada músico sabe bien cuál es el instrumento que debe tocar, así como el tono que le corresponde para que la melodía suene como su autor, el presidente Danilo Medina, espera.
En busca de la afinación perfecta, que se perdía a causa de la inexperiencia de los músicos, poco a poco la orquesta ha ido callando a sus intérpretes: primero fueron los funcionarios bajos, que serían los percusionistas por el ruido que suelen hacer; luego los medios, que serían los músicos que tocan los instrumentos de viento/metal y viento/madera (trompetas, trompas, tubas, trombones, flautas, flautín, fagots, clarinetes…) y ahora hasta a los grandes, que serían los de cuerda (violines, violas, arpas, contrabajo, chelo y demás).
Al final ha quedado un pianista, que va de solista por la vida, y vive en el Palacio: la casa de Gobierno establece qué se dice y qué puede saber la prensa nacional.
El colmo del silencio llegó en Semana Santa, cuando le prohibieron a los hospitales, la Amet y los organismos de socorro dar estadísticas porque el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) ofrecería un único informe el lunes. ¿No se conforman con ponernos las cosas difíciles en las instituciones del Estado?
Es obvio que el Gobierno quiere que se escuche su música. Por eso Palacio envía un promedio de cinco notas diarias con propaganda (a veces 8 y hasta 11). ¡Suerte que el gusto no se puede imponer y cada quien escucha la música que prefiere!

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