Un dicho muy popular reza que “los mejores perfumes vienen en frascos pequeños”, queriendo decir que las cosas buenas no necesariamente tienen que ser de gran tamaño. Y en el caso de los microverdes, esta expresión se cumple a cabalidad.
Los microverdes no son más que una versión de vegetales y legumbres en miniatura. El portal chileno S Taller, dedicado a la promoción de los alimentos de origen vegetal y natural y especializado en este tipo de alimentos, explica que provienen de pequeñas plantas con una gran variedad de semillas, que se cosechan al salir sus primeras hojas o cuando tienen entre 5 y 8 centímetros de altura. El blog señala que al cultivar de esta manera, la planta tiene el poder y la fuerza de concentrar entre cuatro y seis veces el contenido nutritivo de su variedad en estado adulto, de manera que los microverdes son considerados como súper alimentos.

Su consumo se ha vuelto una tendencia en el mundo de la gastronomía, y entre las personas que les gusta comer sano. Y es que concentran su sabor y tienen un alto valor nutritivo.
Aunque se empezó a hablar de microverdes o “microgreens” en California en los años 90, es ahora cuando su consumo se ha hecho más popular en las comidas saludables.
Variedades. Pueden encontrarse variedades como rúcula, albahaca, remolacha, col, cilantro, rábano, mostaza, berro, zanahoria, amaranto, espinaca…
En el país, pueden conseguirse variedades en algunos de los Supermercados Nacional y en Súper Fresh Market.
Pueden utilizarse para preparar ensaladas, pizzas, hamburguesas… se utilizan como complementos de las comidas.
Aunque algunos prefieren comerlos cocinados, lo más recomendable es que se consuman crudos. Y lo mejor de todo esto es que no hay que ser un experto en la cocina para aprovechar sus beneficios. Incorporarlos en las recetas es muy sencillo: solo hay que tomar un puñado de microverdes, picarlos un poco (al gusto) y esparcir por encima de cualquier plato y listo!
Valores nutricionales. Increíblemente su tamaño es inversamente proporcional a sus beneficios. Tienen una alta concentración de vitamina A, B, C, K y E. Además, aumentan la producción de glóbulos rojos, evitan enfermedades cardíacas, ayudan a producir colágeno en el cuerpo, mejoran la densidad ósea, contribuyen en los procesos de coagulación, y mucho más.