El día primero del presente mes, Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México, la segunda economía de América Latina luego de Brasil, hoy en situación ruinosa de su economía, lastrada por el auge del narco y la corrupción, herencia del desastre de su antecesor, Antonio Peña Nieto, anomia y decepción como ningún antecesor suyo.
Andrés Manuel López Obrador, postulante de la izquierda que ha ocasionado graves desregulaciones y percances a la sintonía de sus países en todo el mundo, URSS, China de Mao, Cuba castrista, Corea del Norte, Yugoslavia de Tito, chavismo venezolano, sandinismo nica, en auge de la derecha, deberá hilar delgado con sus pariguales de Brasil, Jair Bolsonaro y de Argentina, Mauricio Macri, la primera y tercera economía de AL respectivamente.
AMLO, como es mejor conocido por sus iniciales, confronta tres retos nodales, definidos en recuperar la ruina de PEMEX, despenalizar las drogas y consensuar con su colega norteamericano Donald Trump unas equitativas y armoniosas relaciones migratorias y financieras, si es posible armonizar y consensuar con el unilateralismo de Trump, que de superarlas, se erguirá como un referente para propios y extraños.
Los cárteles de las drogas han arrodillado a los gobernantes mexicanos, impidiendo consolidar la paz a los mexicanos, provocando una hemorragia de centenares de miles de muertos, que solo con despenalizar las drogas y asociar a los narcotraficantes con los laboratorios de medicinas se conseguirá concluir. La recuperación de PEMEX higienizando la corruptela y eficientizándola, es un reto nodal de AMLO, y en esos lineamientos programáticos, fumigar profundo las luciferinas sabandijas de la corrupción, que conspiran contra los supremos intereses de México.
El resto, advendrá como consecuencia de estos tres retos.
¡Éxitos a AMLO, por su gran país, México lindo y querido!