Luis Pie: cuando la bandera de RD se pone en alto

Luis Pie: cuando la bandera de RD se pone en alto

MARIEN ARISTY CAPITÁN

Cuando la vi en el aire, como si volara, sentí un orgullo único. La República Dominicana volvía a estar en el punto de mira gracias a una medalla olímpica y, con ella, volvíamos a confiar en los “imposibles”: esos que logran nuestros atletas a pesar de las tristes condiciones en las que viven y, lo que es peor, entrenan.

Esa medalla de bronce de Luisito Pie es el fruto de mucho esfuerzo y de una vida que se traduce en superación. Como hijo de la humildad y la pobreza han sido demasiados los peldaños que ha tenido que superar para darnos la mayor alegría de este 2016 que tantos dolores de cabeza nos ha dado.

Luisito es ese bálsamo reparador que ha venido a darnos varias lecciones. Una de ellas, acaso la más importante, es que no hay límites cuando se trabaja con ahínco. Vale recordar a otro de nuestros grandes, Luguelín Santos, otro hijo de Bayaguana que ha alcanzado el podio olímpico a pesar de las precarias condiciones en las que creció y entrenó en sus inicios.

Ellos nos dicen también que es hora de que el Gobierno ponga sus ojos en el deporte. Está bueno de querer alcanzar grandes lugares sin darle ningún apoyo a los atletas: ¿no ven que los que llegan es por obra de un milagro o porque entrenan fuera del país? La experiencia de Río es la muestra de que hay demasiado qué revisar en el Comité Olímpico y en las federaciones deportivas: no se puede confiar solo en el talento.
Otra buena lección que Luisito nos ha dado es lo mucho que le pueden ofrecer a este país todos esos dominicanos que son hijos de las migraciones. Muchos somos como él. ¡Gracias por tanto!

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