Lupo Hernández Rueda, el deportista

Lupo Hernández Rueda, el deportista

Lupo Hernández Rueda, una de las cumbres de la literatura dominicana, autor de una vasta obra como poeta, ensayista y tratadista de derecho laboral, por cuyos méritos el Ministerio de Cultura le dedicó post morten la XXI Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2018, también fue un apasionado deportista que practicó el béisbol y el boxeo desde sus primeros años juveniles, un perfil poco conocido por el público lector.
El fino intelectual, ganador del Premio Nacional de Literatura 1997, y de muchos otros galardones, nació en la capital el 29 de julio de 1930 y falleció el 22 de octubre de 2017; en La Vega se inició como antesalista de un equipo local, y luego, en Azua, dio sus primeros pasos en la disciplina de los puños enguantados. En ambas localidades su familia se radicó por un tiempo a causa de los traslados de su padre en su condición de militar.
Al retornar a Santo Domingo, en el ensanche Evaristo Morales, donde la familia ha realizado notables aportes a la comunidad desde hace décadas, el entonces mozalbete retomó sus estudios secundarios y actividades deportivas en el liceo de La Normal; además comenzó a entrenar en el Centro Social Obrero, que era una de las principales instalaciones deportivas de la capital, ubicada en el sector de Villa Francisca, próximo al parque Enriquillo. Su primo Miguelito Rueda, receptor de las Águilas Cibaeñas en la pelota de los años 50, fue la persona que influyó en su inclinación hacia el béisbol.
Su ingreso a la Universidad de Santo Domingo, le llevó a concentrarse con rigor en su preparación académica, obteniendo el título de Doctor en Derecho en el 1954, profesión que a la vuelta de algunos años, lo pondría al frente de una de las más prestigiosas oficinas de abogados; realizó postgrados en Derecho Laboral Comparado en España, Suiza e Italia, y cuando se fundó la Universidad Pedro Henríquez Ureña, fue nombrado profesor titular de Derecho de Trabajo. De su amplia producción como tratadista, sus obras más importantes son: Manual de Derecho de Trabajo, El Despido, Jurisprudencia de Trabajo, los Conflictos de trabajos y medio de solución.
Al mismo tiempo, pondría de manifiesto su talento como literato, llegando a ser uno de los miembros más destacados de la generación del 48. Resultó acreedor del Premio Nacional de Poesía en cinco ocasiones, y en 1980 le fue otorgado el Premio Nacional de Ensayo; sus libros de poesía más conocidos son: Como naciendo aún, cuando llegan los muertos, Definición del árbol y Por el viraje brusco y por el leve.
Pese a su intensa labor jurídica y literaria, jamás abandonó su pasión deportiva, hasta tal punto que lo hizo extensivo a los miembros de su familia, reconocidos como fervorosos fanáticos de los Tigres del Licey. Tres de sus cinco hijos- Lupo, Carlos y Gloria María- se han destacado como abogados en ejercicio.
A Lupo y Carlos, sus dos hijos varones, les compró un equipo de boxeo completo, “hacía guantes” con ellos y les enseñaba la técnica del jab y el uppercut, en un gimnasio improvisado cerca de su hogar, donde organizaban peleas entre los muchachos del barrio. Más adelante incursionaron en otras disciplinas, principalmente en el judo bajo las instrucciones de Mamorou Matsunaga, padre de esa disciplina en el país, alcanzando varios grados como cinturones negros.
Don Lupo continuó siendo un deportista a carta cabal hasta los últimos años de su existencia, siempre atento a las transmisiones del béisbol de las grandes ligas y sus equipos favoritos: Cardenales de San Luis, Dodgers de Los Ángeles y Medias Rojas de Boston. Sus ídolos mundiales fueron Ted Williams, Stan Musial y Mickey Mantle, mientras que en el boxeo lo fue Muhammad Ali. En tiempos más actuales su mayor simpatía estuvo con el estelar futbolista Lionel Messi. Consideramos que el historial deportivo del eminente escritor, es una faceta que no puede faltar en sus datos biográficos.

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