Doña Altagracia Albino, la orgullosa madre de Vladimir Guerrero, hoy electo al Salón de la Fama de Cooperstown, ha sido y fue clave en el éxito de su hijo en las grandes ligas.
Aunque nunca tiró una pelota en un estadio, doña Altagracia, era la encargada de preparar los alimentos a su hijo antes de irse a jugar en los diferentes equipos que vió acción.
“El me daba del dinero para preparar la comida y luego de daba otros envases para llevarle a sus compañeros y eso fue popularizando en los diferentes equipos”, comentó.
Dijo que ella no ponía un solo centavo, eso corría por parte de Vladimir, y que su aporte era preparar el sazón.
El pasado martes el panameño, Melvin Mora, ex-compañero de Vladimir en los Orioles, le envió una carta de felicitación por llegar a Cooperstown y en su texto, recordó la famosa comida de doña Altagracia.
Precisó que en ocasiones, varios peloteros dominicanos, cuyos nombres no quiso mencionar, le pedían a Vladimir que le dijera a su madre que estaban deseoso de la comida dominicana y de inmediato, Guerrero impartía las instrucciones y eso se hacía.
“El daba la orden, yo la cumplía con mucho gusto porque yo no ponía un chele de eso, era Vladimir”, recordó con una amplia sonrisa.
Sentenció que se siente muy bien porque esos peloteros donde quiera que van hablan muy bien de ella, sobre la comida que preparaba.
Recalcó que espera tener mucha vida y salud para seguir cooperando en la vida de sus hijos y nietos.
“Soy la mujer más feliz del mundo por la familia que me ha dado y le pido al Creador que nunca lo alejen de la humildad”, indicó doña Altagracia.
Dijo que su nieto, Vladimir Guerrero Junior, quien firmó con los Azulejos de Toronto, sigue los pasos de su padre con eso de la comida.
“Ese muchacho también se le prepara su comida y lleva en varios platos para sus compañeros, sin importar si son dominicanos o de otros países”, expuso.
Sostuvo que se siente muy feliz porque su nieto está heredando las cosas buenas de su padre.
Al conversar con HOY, la madre de Vladimir Guerrero recordó que: “antes de salir a trabajar, Vladimir Guerrero llenaba varios envases con un plato típico de la cocina dominicana: arroz con pollo y habichuelas.
Dijo que varios compañeros lo esperaban contentos en los estadios.