Magaly Pineda y yo

Magaly Pineda y yo

Era el año 1966. Habían pasado dos acontecimientos que estremecieron la conciencia nacional y que produjo sin dudas un antes y un después y desde donde comenzó una nueva era: se trata de la revolución de abril y las elecciones de ese mismo año donde terciaron Juan Bosch y Joaquín Balaguer.
En el llamado tiempo de reflujo las fuerzas políticas del país se activaron para reprogramarse, ya con un imprevisto presidente Balaguer, que se instaló bajo un férreo cuestionamiento de la oposición política encabezada por el Partido Revolucionario Dominicano, liderado por el profesor Juan Bosch.
Una mañana de finales de año se aparece en la casa de mis padres la joven Magaly Pineda, previamente en el liceo los compañeros de la UER (Unión de Estudiantes Revolucionarios) me habían informado que la esposa del comandante de la revolución, Fafa Taveras iría a visitarme, y así fue.
Me impresionó agradablemente su visita por varias razones: que una mujer con su calidad fuera a mi casa, imagínense, de la capital, ir a un pueblo a visitar a una jovencita que cursaba el segundo año del bachillerato, y más me impresionó a lo que fue.
Magaly fue a invitarme para que participara en una asamblea que iba a celebrar la Federación de Mujeres Dominicanas y a que fuera pionera de esa entidad en mi pueblo. Por mi fisonomía de muy jovencita, parece que descartó esa posibilidad, pero sí que viniera a la capital a la asamblea.
Ahí comenzó una polémica grande con mis padres, mi papá dijo que cuidado, que no iba para ninguna parte, pero vine, mi madre me acompañó de “chaperona”.
Magaly habló ampliamente conmigo sobre lo que era la FMD y de la importancia de que las mujeres lucharan por sus derechos y por participar en las actividades que antes les eran asignadas solo a los hombres. Ella me habló de la emancipación de la mujer y me explicó lo que eso significaba.
Con el correr de los años participé en muchas actividades del CIPAF, el centro que dirigió, pero lo más importante en ella fue su forma abierta, democrática, sin sectarismo, reconociendo el mérito de cada quien.
Ella fue digna de todas las expresiones que han sido expuesta tras su muerte. No hubo un solo sector que no fuera tocado por ella y fue coherente desde que la conocí con sus principios y su voluntad de luchar por los derechos de la mujer.
Los logros alcanzados por las mujeres en estos últimos 50 años, tuvieron que ver con ella porque reivindicó la emancipación de la mujer en nuestro país.

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