Mapa de cuentas: la expresión de una rutina financiera

Mapa de cuentas: la expresión de una rutina financiera

Igual que sucede con una buena rutina de ejercicios, una rutina financiera sana busca apuntalar hábitos que sostengan una adecuada “resistencia financiera” – que equivale a nuestra capacidad para sostener nuestro bienestar frente a los riesgos de la vida –y, a la vez, ejercitar cada uno de nuestros “músculos financieros”. El mapa de cuentas es de gran ayuda para implantar esta rutina en la práctica.

La primera clave del mapa de cuentas es aislar el ritmo del ingreso del ritmo del gasto, introduciendo – a partir del uso de cuentas separadas – una regulación entre la entrada y la salida. En otras palabras, es recomendable que la cuenta desde la cual cubrimos nuestros costos y gastos no sea la misma que la que recibe los ingresos. Esta separación concreta entre el “músculo de ingreso” y los “músculos de costos, gastos y ahorros” constituye un aspecto fundamental de la cultura financiera.

Aparte de una cuenta aislada para los ingresos, conviene usar una cuenta separada para cada “músculo”. Los costos ordinarios de vida – que corresponden a nuestro bienestar básico y, por tanto, al primer riesgo que hay que cubrir – deben tener su cuenta aparte; al igual que los gastos extraordinarios o no recurrentes.

Se recomienda tener una cuenta para acumular los excedentes de cada periodo, de forma que aumente la probabilidad – al aislarlos del movimiento ordinario – de que se conviertan en ahorro, o en ganancias.

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