Río de Janeiro. El mítico estadio de Macaraná, que en unas horas será la sede de la ceremonia de apertura de los Juegos de Río 2016, se ha blindado con más de 3.000 policías y militares que se preparan para las protestas convocadas para hoy contra el gobierno de Michel Temer y las Olimpiadas.
Las fuerzas de seguridad han extremado los controles en los alrededores del acceso al estadio, hasta el punto de que los periodistas acreditados por el Comité Olímpico Internacional ni siquiera pueden acceder a la sala de prensa si no cuentan con la correspondiente invitación para asistir a la ceremonia que comenzará a las 20.00 hora local (23.00 GMT).
Camiones militares y policía a pie y a caballo patrullan por la zona, sobrevolada por helicópteros de las fuerzas de seguridad, que han establecido un perímetro vallado para filtrar el acceso al recinto. Cerca de 80.000 personas, según los organizadores, acudirán hoy a Maracaná, en la zona norte de Río, para asistir en vivo a la inauguración de los Juegos.
En las tribunas, varios jefes de Estado y de Gobierno, como el argentino Mauricio Macri, el francés Francois Hollande, el presidente de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, el italiano Mateo Renzi o el australiano Peter Cosgrove, entre otros.
Serán recibidos por el presidente interino de Brasil, Michel Temer, blanco de varias de las movilizaciones convocadas contra la cita olímpica, entre ellas una organizada precisamente en los alrededores del estadio apenas unas horas antes de la ceremonia inaugural y que se prevé que será la más numerosa. Más de 3.000 millones de personas en todo el mundo seguirán por televisión la apertura de los Juegos, la “prueba de fuego” de Río 2016, que presume de haber organizado un espectáculo austero que dará más de una sorpresa.