El Movimiento Marcha Verde como instrumento de protestas pacíficas contra la corrupción y la impunidad, debe cuidarse de endosar su apoyo a causas ajenas, aunque tengan puntos coincidentes, porque un fracaso como el del fallido paro de transporte y comercio convocado por la gente de Juan Hubieres y otros grupos, se puede ver como un fracaso de la entidad.
El poder de convocatoria de Marcha Verde es su mayor fortaleza y debe preservarse y reaparecer, mostrando su fuerza, convocando a los amplios sectores de la población que tienen motivos de sobra para protestar ante un gobierno que anuncia, sin cesar, crecimiento económico y recaudaciones extraordinarias, mientras compromete el futuro del país con una loca carrera de préstamos en dólares.
Debe seguir protestando contra la corrupción, la impunidad, la inequidad y la inseguridad social que prevalecen en una sociedad en la que una claque política corrompida exhibe, sin rubor ni consecuencias, fortunas de miles de millones de pesos, mientras la clase trabajadora tiene que sobrevivir con salarios de miseria que no cubren, ni siquiera, la canasta familiar.
Marcha Verde debe también cuidarse de que sus miembros directivos, personas de reconocida solvencia moral y compromiso social, se involucren en pequeños proyectos políticos particulares que pueden ser bien intencionados, pero que si carecen de la fuerza suficiente para conquistar posiciones electivas, pueden llevarlos a fracasos que repercutan en la organización.
Si el Movimiento se mantiene como tal, debe llegar a un acuerdo con un partido de posibilidades electorales reales, que adopte un programa común de gobierno , y que inserte, en posiciones electivas, a sus mejores hombres a nivel nacional.