MARGUERITE DURAS: Indochina en su novelística Profesora y crítica de arte y literatura.

MARGUERITE DURAS:  Indochina en  su novelística Profesora y crítica  de  arte  y  literatura.

Su familia se instala en Hanoi, donde su madre será maestra y donde Marguerite conocerá el ruido de las palmeras, los vientos del monzón y los bramidos del océano…..Esta sensación del espacio se mantiene altamente descrito en Un dique contra el Pacífico…
….En aquella región la tarde moría en verdad muy rápida. Cuando el sol desaparecía tras las montañas los campesinos encendían las hogueras de madera verde para protegerse de las fieras, y los niños entraban en las casas gritando….Desde que tenían uso de razón se les enseñaba a desconfiar de la terrible noche palúdica y de las fieras..
Vivió en diversos niveles sociales en un contexto de privilegios para los colonos que siempre le provocaron indignación, palpando sensorialmente un pequeño paraíso parisino tropical donde los franceses eran dueños de perfumerías lujosas, tiendas del último grito, cafés con terrazas cerca de las pagodas.
Marguerite crece como una espectadora de la belleza de un país del sureste asiático que marcará para siempre su escritura. Cada una de sus frases una sonoridad musical, un rítmo donde la sensoriedad retiene la velocidad, para aguantar en cada palabra un perfume, una gota de lluvia, el contacto del agua sobre la piel.
En el conjunto de la obra de esta escritora de lengua francesa resalta la cultura asiática en sus sombras y en su sensualidad. En estas ciudades, las mujeres adúlteras son víctimas de la condena a muerte… La niña presenció las mayores crueldades pasionales de su viaje corto con sus padres, desde Vietnam a China y en Los Ojos Abiertos… ella evidencia toda esa frontera de crueldad que separa a los hombres y a las mujeres en un mundo donde es difícil sobrevivir frente a la autoridad familiar, colonial y de género.
Tenemos el peso de una mujer que hereda e integra el miedo y el silencio, desde la novela El Amante… hasta India Song, pasando por Un Dique contra el Pacífico.
Es en la novela El Amante que transmite al mundo un amor profundo y callado que se revela a pocos años de su muerte. ¿Será verdad la historia del amante chino? Marguerite, a lo largo de su vida, confundió todas las pistas, simuló, negó, pero toda su obra es la multiplicación de formas para lograr esa historia que la inmortaliza para siempre.
El encuentro sobre la cubierta del transbordador con el chino pertenecerá para siempre como una de las escenas universales de la literatura contemporánea.
Es en esa cubierta del barco entre la ciudad de Sadec y Saigón que le dicen por primera vez que es bonita.
Esta escena retomada en la película del mismo nombre de la novela El Amante evidencia la contextualización de su despertar femenino a los quince años.
Toda la obra de Marguerite Duras se alimenta de sus vivencias íntimas y secretas. Sí, el chino existió y dejó en ella una pasión imborrable.
La casa azul del amante es visitada por las durasianas y los durasianos del mundo. El sobrino del amante exhibe con orgullo todos los documentos que confirman esa auténtica relación que marcó toda su vida.
No importó que no tuviera un espacio de comunicación, que no pudiera dialogar con la familia, porque pudo así preservar un engranaje, un tesoro de palabras que iban a aterrizar en la obra escrita, porque toda la obra de Marguerite nunca ha cesado durante su existencia de contar bajo múltiples maneras esa historia carnal.
Al final de su vida un documento narrativo autobiográfico revela una suerte de escritura experimental en unos esbozos de los fragmentos de las novelas El Amante y El Dique.
Marguerite adolescente se paseaba con Él en un carro negro, que salía de noche en los restaurantes de Cholon y que se citaba con él en la habitación del amor, convirtiendo su vida de adolescente en una aventura erótica vivida como su primera declaración de amor.
En la novela, la escritura encuentra entonces una expresión de catarsis donde se mezclan la confusión de sentimientos y percepciones cuya narratología está totalmente envuelta en Indochina, mundo de los sueños perdidos…. del río Mekong.
El mar en sus obras se mantiene permanente con el recuerdo de las olas del Pacífico, ella lo evoca como el recuerdo de esa concesión de tierra perdida por su madre en Cambodia, una tierra invadida por la selva, por las manadas de elefantes, por una vegetación que cubría permanentemente los bungalows y las casas, una tierra rodeada de marismas y que según la intensidad de las olas se tragaba la vida humana.

El Dique es una novela salvaje, porque la naturaleza que la rodea es profundamente inquietante, todo es peligro, todo es amenazante, todo es violencia, poco a poco Marguerite Duras va dominando y domando su vida como si entrara en el imaginario de una naturaleza humana salvaje por fin vencida por la pasión y el amor. Recordemos la escena en el carro, cuando el chino le toma la mano y le confiesa su amor. A partir de ahí se desata en ella el surgimiento del deseo.
El espacio y el tiempo son elementos que influyen en la tensión de la narrativa y que provocan en el lector la entrada a otros mundos.
La obra de Marguerite Duras es el escenario de todas las imágenes guardadas por la autora durante su vida que nos permite penetrar la diversidad compartida, el encuentro, la convivencia con las poblaciones locales y que nos lleva dentro de la más sublime «sensoriedad» del deseo de dos cuerpos cuyos placeres participan en la fusión humana, como un lenguaje donde el erotismo nutre el diálogo.

La fuerza de la obra de Marguerite Duras está en este hallazgo literario exclusivo en El Amante, pero también en India Song, en Hiroshima mi amor, los cuerpos y el deseo, participan plenamente de la estética de su escritura.
La Indochina se ha quedado en la memoria de los franceses como un lejano referente, sin embargo, la figura del príncipe Norodom Sihanuk fue fundamental, pues el monarca cambodiano participó en 1978 como uno de los tres fundadores de la Francofonía en Niamey Niger, y el encuentro de los procesos coloniales y post coloniales.
Marguerite Duras es un territorio literario de excepción que permite entrar en los mundos humanos compartidos por la diversidad que propugna y anima la francofonía como concepto de creatividad en el diálogo de las diferencias complementarias.

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