Marina Silva, busca ser en Brasil primera presidenta negra

Marina Silva, busca ser en Brasil primera presidenta negra

BRASILIA. AFP.- La ecologista Marina Silva aprendió a leer y a escribir a los 16 años. Fue recolectora de caucho en la Amazonia, empleada doméstica, novicia, sindicalista, senadora y ministra. Hoy puede convertirse en la primera presidenta negra y evangélica de Brasil.

Esta mujer muy menuda de piel morena y con el cabello recogido siempre en un moño, pelea desde pequeña contra la adversidad tras nacer en la pobreza y sobrevivir a tres hepatitis, cinco malarias y una enfermedad cutánea llamada leishmaniasis.

Ahora, a los 56 años, lucha por arrebatarle la presidencia a la exguerrillera Dilma Rousseff (PT, Partido de los Trabajadores, izquierda) en las elecciones de octubre. Maria Osmarina Silva Vaz de Lima, candidata inesperada a la Presidencia tras la muerte de su compañero de fórmula Eduardo Campos, del Partido Socialista, en un accidente aéreo en agosto, se presenta como la abanderada de una «nueva política en Brasil», captando votos a diestra y siniestra de indecisos e insatisfechos con los grandes partidos, de los jóvenes, de los ‘antiDilma’, de los evangélicos cada vez más numerosos en Brasil.

Es una ferviente defensora del medio ambiente y el desarrollo sustentable. Aunque aclara que eso no es incompatible con el agronegocio, uno de los motores económicos del país. «Con Marina hay dos factores: el emocional, tras la muerte de Campos, y el racional, que está captando votos de indecisos, que eran muchos, y de evangélicos», dijo a la AFP André Cesar, analista de la consultora Prospectiva. Nació el 8 de febrero de 1958 en la comunidad Breu Velho, en el estado amazónico de Acre (norte).

Tuvo diez hermanos de los cuales tres fallecieron. Con los que quedaron, creció entre recolectores de caucho, saliendo desde temprano a realizar cortes en las cortezas de los árboles y luego recoger el látex que se acumulaba.

Evangélica de Estado laico

Alguna vez estuvo a punto de ser monja católica y hace una década es una ferviente evangélica. Pese a sus devociones, defiende el Estado laico que en Brasil rige desde 1988. «Tenemos que dejar claro que, si Marina vence, Brasil no va a sufrir un retroceso oscurantista. Marina es abierta, culta, y la convicción de ella es un Estado laico», aseguró a la prensa Mauricio Rands, uno de los coordinadores de su campaña.

En 2010 se declaró contraria al aborto, aunque dijo estar dispuesta a que el asunto se decida en plebiscito. Marina, que está casada y tiene cuatro hijos (dos de un anterior matrimonio), también se opone a la legalización de las drogas, la investigación con células madre y los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Marina Silva ha dicho que quiere ser la primera presidente «pobre y negra» de Brasil, donde un 51% de la población es negra o mulata. Algunos analistas la llaman «Lula con faldas», comparándola con el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), un exobrero metalúrgico que lustró botas en su infancia y que fue alfabetizado a los 14 años.

En su adolescencia, buscando tratamiento a su primera hepatitis, Silva viajó a Rio Branco, capital de Acre, donde ingresó a un programa de alfabetización y se enroló en un convento católico. Luego se graduaría como profesora de Historia. En Acre conoció la Teología de la Liberación e hizo un curso de liderazgo sindical rural, que dictaba el líder de recolectores de caucho, Chico Mendes. Dejó el convento y se integró en la lucha de Mendes, y luego pasó a las filas del PT.

Cae en últimas encuestas

Sao Paulo. EFE.  La ecologista Marina Silva y el socialdemócrata Aécio Neves aceleraron ayer sus campañas, cuando faltan cuatro días para las elecciones presidenciales en Brasil y los sondeos muestran que uno de ellos disputará una segunda vuelta frente a la presidenta y favorita, Dilma Rousseff.   Silva y Neves concentraron sus actividades ayer en el rico y poblado estado de Sao Paulo, que, con 32 millones de personas habilitadas para votar el próximo domingo, es el principal colegio electoral del país.

En las más recientes encuestas, además del repunte de Rousseff, quien aspira a la reelección, y de la caída de la intención de voto en Silva, quien a finales de agosto aparecía como favorita, destacó también un avance de Neves.    Según una encuesta divulgada el martes por el Instituto Datafolha, la intención de voto de Neves subió al 20 %, mientras que la de Silva bajó al 25 %,  y ambos disputan la posibilidad de ser el segundo más votado después de Rousseff, que lidera el sondeo con el 40 %.

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