MARYSE CONDÉ, UNA OBRA Y VIDA PARA UN NOBEL

MARYSE CONDÉ, UNA OBRA Y VIDA PARA UN  NOBEL

La obra de Maryse Condé es un camino literario cuyas escalas existenciales se cristalizan para siempre en su narratología. El premio Nobel que la Academia Sueca le otorgó este otoño pone en evidencia una producción literaria intensa, en la novelística, el ensayo y la escritura dramática para el teatro.
Oriunda de la isla Guadalupe, donde nace en 1937, llegará a Paris, en los años cincuenta para estudiar letras y literatura en la Universidad de la Sorbonne.
Muy joven decide viajar intensamente buscando con pasión todas las substancias históricas, culturales y humanas de su pertenencia a la diáspora africana, pues con veinte y dos años se casará con un actor de Guinea.
Toda su producción literaria ofrece una multitud de personajes que llaman a viajar a través de la historia de África y del Caribe, con temas recurrentes de los dos continentes.
El hecho de haber vivido en Guinea más de diez años le da una experiencia de la realidad y de la vida aterrizados en una experiencia propia que expone en su trilogía …Ségou… que la hizo famosa.
La escritora guadalupense ha optado por las causas nobles de libertad y progreso desde su isla natal y a través del mundo dejando en su producción literaria, los signos y códigos de un sustrato histórico.
En 1989, cuando la devastación del ciclón Hugo,se retiró del Congreso del Pen Club, celebrado en Toronto y en Montreal para regresar a su isla y solidarizarse con su pueblo frente a aquella catástrofe.
Se comprometió, entregó su nombre y fama para activar las autoridades en la recuperación del hábitat y de la vida.
Decidió entonces escribir el libro “Hugo el Terrible”….en 1991, destinado al mejor conocimiento de la insularidad y del clima y del temperamento topográfico de nuestra región, ese libro para niños, se convirtió en poco tiempo en un libro para todos.
El conjunto de su obra literaria responde a sus inquietudes de libertad y emancipación. Es una intelectual rebelde, insumisa y crítica probablemente la más reconocida por su independencia y por ser una voz femenina del Caribe francófono, incitando el mundo intelectual afroamericano como africano pero también europeo a oír su militancia por un mundo compartido fuera de la imposición de las ideologías del momento.
Por ello, en 2004, le otorgaron la presidencia del comité por la memoria de la esclavitud, bajo la iniciativa de la UNESCO.
Por todas estas razones y por encima de haber categorizado el Premio Nobel alternativo…se trata ante todo de una distinción más que merecida, que viene a identificar y a reconocer la excelencia de una escritura, insertada desde hace más de cuarenta años en la más auténtica tradición de la producción literaria de lengua francesa.
La singular expresión de la escritura de Maryse Condé aflora todos los géneros con una tremenda excelencia formal, y valiente conciencia de género.
Para nosotros que la hemos conocido en el 2010 en La Habana cuando la Casa de las Américas la distinguió y propuso la traducción a lengua castellana de una de las grandes novelas contemporáneas “Yo tituba la negra de Salem”, la recordamos en un encuentro histórico e inolvidable en el que todavía cansada y ya bastante enferma cuando le preguntamos por lo que asumía en su escritura, es decir, a qué mundo respondía, si a Francia, si a las Antillas, si a la diáspora africana o al género mujer, ella, con mirada alta respondió con vehemencia…. Escribo en Maryse Condé, esa es mi lengua, la suma de todo lo que soy y de los mundos que me hicieron lo que soy…….
Ahí entendimos que en el caso de esta escritora, la vida se hizo mediante la palabra.
No nos importa la anécdota que cuestiona la competencia literaria del Nobel, nosotros sabemos que ella se mereció ese triunfo, y les recordamos que dentro de los cuatro finalistas, estaba el japonés Harukai Murakami.
Su vida y su obra se dan la mano con la misma pasión.
En Guinea, con su espíritu crítico y denunciador vivió desde ese estado emergente la experiencia del pasado y la fragilidad de las nuevas democracias que nacen en el escenario de la desdigración tribal.
En Estados Unidos observa que las Antillas están ausentes de toda enseñanza en los medios académicos y ella será la primera intelectual mujer afrocaribeña en hacer efectiva la programación de la literatura del Caribe francófono.
Del conjunto de los escritores caribeños francófonos, Maryse Condé se distingue por ser provocadora y contestaria, sin dejar de ser a su manera una diva caracterial que suscita en muchos casos una dificultad de ser comprendida por los suyos. Rechazó el fraccionamiento de las ideologías, después de haber sido influenciada por Cesaire, desarrolló una gran amistad con Frantz Fanon. Recientemente declaró: “Si hoy sigo admirando a Cesaire, me siento más heredera de Fanon”, explica “hay en la obra de Cesaire, una bondad, una apertura, una tolerancia que ya no existe en la obra de Fanon, él es más áspero, más agresivo y yo me siento más cerca de sus ideas…”
Esta escritora guadalupeña confiesa que la literatura debe decir la verdad, cuando era niña le decían que todo lo que venía de Francia era maravilloso y todo lo criollo negativo. No aceptó estar en un mundo tan truncado y por eso durante su adolescencia buscó su libertad personal y sus orígenes, identificándose y reconociéndose como mujer negra, descendiente de africanos.
La novela más conocida “Yo tituba”, toma como punto de partida dos líneas inadvertidas en el legajo de posiciones del proceso seguido a un grupo de mujeres en la localidad norteamericana de Salem, en el siglo XVII. Eran acusadas de satanismo por las autoridades puritanas y conservadoras de la época.
Desde su infancia Maryse “tituba”, sufre la marginalización por ser negra en un mundo de blancos que la asocian al mal y al diablo. Tituba vive una triple alteridad física, es mujer, negra, con apariencia de bruja, y por encima de toda la hostilidad externa, ella logra definirse y dar a oír su voz.
Como voz narradora rechaza la obediencia, dice, “para qué confesarme, lo que sucede en mi cerebro y en mi corazón, solo me interesa a mí”.
No teme decir lo que piensa, se impone a la ideología dominante y se convierte para el lector y la lectora en un símbolo de rechazo y de fuerza positiva. Su trabajo principal es el de curandera, cura, se subleva y participa en un alzamiento de esclavos, y por ese acto de resistencia la ahorcarán. Su muerte es noble por haber defendido una causa; por ello, podemos decir que la rebelión de Tituba se identifica con Maryse Condé.
Estamos en una meta narrativa, en una reflexión sobre la autenticidad, porque con ella tenemos la definición de la mujer mestiza y criolla capaz de sublevarse. Eso es el fondo de la personalidad de Maryse Condé, premio nobel de literatura 2018

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