Más allá de la capacitación

Más allá de la capacitación

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El hecho de que los sistemas de instrucción pública de la América española provengan de tradiciones comunes, y que los problemas y desafíos a los que suelen enfrentarse tengan muchas características similares, nos permite romper el cerco de la cotidianidad nacional en abono a una mejor comprensión de los escenarios futuros en los cuales habrán de formarse los jóvenes de ésta y de futuras generaciones.

Sabemos que una perspectiva como la planteada en el párrafo anterior no nos proveerá de prescripciones detalladas para hacer lo que debemos; no obstante, nos ayudará a expandir nuestros puntos de vista acerca de los obstáculos que habremos de enfrentar en procura de alcanzar nuestros fines de elevar la calidad de los servicios de educación en todos sus niveles y modalidades.

Philip Altbach y Tood M. Davis, especialistas estadounidenses en materia de educación comparada, en su obra “Educación Superior en el Siglo XXI” publicada en Argentina en el año 2000 por la Editora Biblos, plantean “que mientras los sistemas académicos funcionan en un ambiente nacional, los desafíos se representan en una escala global”. Y que “podemos aprender mucho tanto de las experiencias nacionales como de las tendencias internacionales” Aceptemos que esto sea así, eso sí, sin dejar de tener presente el hecho de que, en materia de reforma de la educación, las ideas y soluciones de un país o región pueden ser o no ser relevantes en otro.

En síntesis, a la hora de enfrentar los problemas que afectan a nuestro sistema de instrucción pública, debemos de tomar en cuenta el cómo esos mismos problemas afectan los sistemas de otros países, tratando siempre de darle una respuesta nacional a esos desafíos globales. El meollo de ese asunto reside en encontrar las condiciones bajo las cuales las unidades que integran un determinado sistema de instrucción pública puedan devenir en sujetos universales.

A mediados de diciembre del año recién pasado, asistimos, invitados por la Red Internacional de Evaluadores (RIEV) que preside el mexicano Jorge González, a dos importantes eventos: la acreditación internacional de las Escuelas de Química y de Bioquímica de la Universidad Nacional de San Marcos, y a la celebración del Quinto Módulo de la Especialidad en Evaluación y Planeación Universitaria. Ambos cónclaves se celebraron en Lima, capital de la República del Perú. Allí tuve la oportunidad de escuchar las explicaciones que tuvieron a cargo de especialistas en materia de política económica acerca del hecho de que en el mundo globalizado las riquezas no se comparten globalmente, quedando el poder económico fuera del control de las naciones y de los pueblos: “Mientras se mundializa el espacio económico de las fuerzas dominantes, no se globaliza en contrapartida las estructuras políticas y sociales capaces de asegurar la participación de la humanidad en los beneficios del crecimiento” Allí, prestándoles mucha atención a esos entendidos, nos vino a la mente la posibilidad de ahondar más en un tema alrededor del cual podría versar nuestra tesis doctoral: la no incompatibilidad entre un sistema de instrucción pública al cual todos tengan acceso con una desigual e injusta distribución de las riquezas.

En Perú, intercambiamos con historiadores de la Universidad Nacional de San Marcos puntos de vista contrapuestos en relación con la primacía de la fundación universitaria de América. ¡Cuántas glorias compartidas entre la Pontificia, Real y Autónoma Universidad de Santo Domingo y la Universidad Nacional de San Marcos! A la primera, fundada el 28 de octubre de 1538, mediante la Bula In Apostolatus Culmine, emitida en Roma por su Santidad el Papa Pablo III, le corresponde el título de Universidad Primada de América; en tanto que la segunda, fundada el 12 de mayo de 1551, por Real Cédula de Carlos V y su madre doña Juana, le cabe el honor de ser la primera universidad que el Imperio Español fundare en el Nuevo Mundo.

 

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