Más que regular, se trata de quitar la nacionalidad

Más que regular, se trata de quitar la nacionalidad

Estaba quedo. Mas brillaba en demasía. Verle impresionaba. Escapar a su influjo, a la luz que manaba de su superficie, era imposible. Por ello, quisimos buscarle. Y caminamos, caminamos… pero jamás le alcanzamos. El mar no existía. Era sal.

Así, mitad verdad y mitad mentira, vemos hoy al presidente Danilo Medina. Después de leer el documento que presentó el Gobierno tras la primera reunión del Consejo Nacional de Migración, me he sentido presa de la decepción.

Y es que, de repente, me pregunto qué pasó con ese hombre sensible que se sintió tocado con el drama humano de los hijos de inmigrantes haitianos.

Ese hombre, al parecer, no es más que un espejismo. De lo contrario, ¿cómo se entiende que su Gobierno diga que acata la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional y que, “paralelamente, el Estado es sensible ante la situación de aquellas personas que se consideran dominicanas, y que sienten afectados sus derechos como consecuencia de esta sentencia” .

¿Sensible? ¿Cómo pueden decir que son sensibles aquellos que hablan de personas nacidas aquí como gente que “se consideran dominicanos? ¿Acaso dirán que la Constitución que regía hasta el 2010 no tiene valor? En ella se establecía el jus solis, razón por la que los hijos de inmigrantes no se consideran dominicanos, sino que lo son.

Nadie discute que haya que regular la migración hacia y desde República Dominicana. Pero aquí no se trata de eso. Estamos hablando de robarle la nacionalidad y la identidad a quienes ya la tenían. A eso no hay derecho. Y quien lo haga no puede llamarse sensible.

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