Mayor respaldo a las pirámides

Mayor respaldo a las pirámides

Señales que apoyen sobre el terreno el trazado imaginario de líneas fronterizas siempre serán necesarias en la interacción de países limítrofes; pero siempre lo más importante serán los hechos, la fijación enérgica de protocolos y controles para cruzar bordes de soberanía. Es, en verdad una obligación dominicana hacer respetar los símbolos que hacen ver hasta donde llega Haití respecto de estos sus vecinos y por tanto debe investigarse la tropelía que en irrespeto al sentido de lo territorial y propio se atribuye a haitianos desconocidos sobre hitos de la frontera. Desde el celo patriótico y sentido de lo nacional, con toda la carga de orgullo que ello implica por la legitimidad de ser dominicano, siempre ha preocupado que a más de la vulneración a la integridad de la República en función de espacio y fuero, persista un déficit de acciones con las que autoridades hagan valer derechos ante la intrusión desde su vecindario.
Aun cuando se practiquen barridas callejeras con periodicidad para verificar estatus legales a inmigrantes de presencia numerosa, apenas se hace cumplir la restricción, también de ley, a la contratación excesiva de mano de obra foránea, además de tolerarse la incursión masiva de extranjeros en la informalidad del comercio urbano lo que el observador común, y algunas denuncias responsables atribuyen a la permisidad y complicidades que amparan a bandas de traficantes de viajeros.

Precaver más que remediar

La ley así lo ordena y procede que cada entidad, y hasta conglomerados de la población civil, actúen en consecuencia organizándose internamente para prever y actuar en el sentido de reducir el impacto de los desastres naturales, hoy de una probabilidad más presente a causa de los cambios del clima. El director de la Defensa Civil, general Ramón Antonio Carrasco, ha destacado con sentido de la oportunidad, que solo siete organismos del Estado han creado unidades de «gestión de riesgos».

El país debe lograr temprano que el mayor número posible de ciudadanos con responsabilidades públicas y privadas sepan bien de los pasos que deben dar en sus ámbitos contra situaciones de potencial daño mayor, en vidas y bienes, por la inminencia de fenómenos o ya ocurrido el azote. Urge adelantarse a los acontecimientos.

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