Me gritaron negra

Me gritaron negra

Millizen Uribe

El incidente suscitado entre la ministra de Educación Superior, Doña Ligia Amada Melo, y la politóloga Nicky González abrió un intenso debate, sobre todo en el ciberespacio, acerca del racismo, la discriminación y el rechazo a condiciones de la negritud como el pelo crespo o rizado.

Independientemente de lo que haya pasado o no entre la ministra y Nicky, que sólo ellas y sus conciencias lo saben a ciencia cierta, es innegable que en República Dominicana la condición de persona negra te hace transitar por un laberinto en el que en algún momento de la vida, probablemente más temprano que tarde, se enfrente a conductas, comentarios y/o acciones que implican un rechazo. Esto por el estigma hacia sus rasgos físicos: pelo, piel, nariz, boca.

Comenzando por el hecho de que, aunque el término belleza es relativo y subjetivo (varía en función de época, tiempo y zona geográfica) la sociedad dominicana la tiene muy categorizada, reservándolo, en la gran mayoría de casos, a aquellas de tez blanca, pelo lacio, nariz fina y ojos claros.

Un estudio publicado recientemente por la Academia Dominicana de la Historia, National Geographic Society y Universidad de Pennsylvania, con colaboración de UNIBE, determinó que la mayoría del ADN de la población dominicana es africano (49%).

Entonces, ¿por qué impera la discriminación en una sociedad conformada en su gran mayoría por negros, que incluso, a veces se discriminan entre sí?
Frantz Fanon, un importante pensador del siglo XX, en su libro “Piel negra, máscaras blancas” explica que el colonialismo racista persiste en sociedades colonizadas, no sólo en las clases medias o altas, como se había estudiado antes de este ensayo, sino que sus consecuencias permean también los sujetos negros colonizados.
Como consecuencia, estos países pierden originalidad cultural nativa y adopta la cultura de “la madre patria”. Conjuntamente, en la mente de los colonizados se genera un complejo de inferioridad y tratan de imitar y apropiarse del código cultural del colonizador.

A esta problemática hay que darle además la lectura de clase y de género, ya que son más discriminadas las personas negras pobres y las personas negras mujeres.

Esto sucede porque las discriminaciones tienen todas una raíz: un sistema capitalista, tremendamente desigual desde el punto de vista económico, que se ensaña contra los pobres, machista, que categoriza en valores inferiores las mujeres y todo lo femenino, y racista. De ahí que hay que enfrentar y luchar contra todas las discriminaciones.

Para esto la educación y la formación son claves. Mientras tanto, recordar en voz alta los versos del poema de Victoria Santa Cruz: “Me gritaron negra. ¿Y qué? !Negra soy! ¡Y qué lindo suena! ¡Y qué ritmo tiene! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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