La población de niñas y adolescentes embarazadas tiene comportamiento diferente cuando llega al ginecólogo, unas van atemorizadas y otras tienen comportamiento de mujeres adultas.
Así la perciben las doctoras Esther Portes y “Maritza Pérez”, nombre de una médica que prefiere no evidenciar su identidad.
El otro drama lo viven los varones o “embarazadores”, así los llaman las médicas que atienden a las menores. En su caso, muchos tienen tanto miedo al embarazo de sus compañeras que ni van a las consultas.
El denominador común de estas menores es el desconocimiento de su cuerpo, la falta de educación es evidente, testimonian médicos consultados.
Los médicos que atienden en consultas a las adolescentes embarazadas tienen experiencias distintas, unas llegan con el conocimiento de su estado, otras lo sospechan y una parte se entera en el hospital.
“Cada una de ellas es una isla, vienen de realidades diferentes y eso llega a las consultas, casi todas vienen llenas de miedo”, asegura la doctora “Maritza”, quien tiene 15 años observando el drama de las adolescentes embarazadas.
Asegura que los médicos están preparados emocionalmente, pero eso no le quita la parte dramática.
Desconocimiento Han visto niñas de hasta 11 años de edad con embarazos, les falta educación sexual por parte de sus familias, asegura la doctora “Maritza”.
Se ven con frecuencia casos de menores que además de su embarazo tienen infecciones de transmisión sexual, cuando el médico le preguntan por su pareja contestan, “nunca he visto el pene de mi pareja”.
El embarazo es casi siempre una eventualidad que les afecta sus vidas, no están preparadas, por tanto se trata de una situación traumática.
El varón Al adolescente de sexo masculino los médicos que atienden a la embarazada le llaman embarazador. Los especialistas en embarazo en adolescente dicen que el varón es relegado en el sistema de salud y educación, pero tiene miedo, está asustado.
Casi ninguno va a la consulta con la embarazada, los médicos saben que la situación de su pareja los aterroriza, pues implica asumir una responsabilidad para la que no están listos.
La otra cara Sin embargo, para la doctora Esther Portes, encargada del departamento de Embarazos en Adolescentes de la maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, no hay sorpresa en las menores cuando se embarazan.
Ellas, asegura la experta, tienen un comportamiento adulto que no va en consonancia con la edad, tienen sus parejas establecidas y estar embarazadas no es un evento. En su experiencia, la mayoría de las embarazadas adolescentes no rechaza su embarazo, ya tienen su pareja y lo consideran parte de su vida.
El sector social del que provienen las embarazadas adolescentes es clase muy pobre y media baja, atestiguan las médicas que las atienden.
El embarazo en adolescentes está estrechamente vinculado con la pobreza, los bajos niveles educativos, la falta de educación sexual y la falta de oportunidades, coinciden los especialistas, los doctores Víctor Calderón y Joselyne Sánchez, directores de las maternidades San Lorenzo de Los Mina y Nuestra Señora de la Altagracia.
Aseguran que la experiencia enseña que las menores de edad tienen una ignorancia casi total de su sexualidad y la vida reproductiva, “no conocen ni su ciclo menstrual”, coinciden. En términos de lo que es su economía humana, aseguran que los órganos de una adolescente no están maduros para que se desarrolle en ellas otra vida.
En la República Dominicana el 27% de los partos corresponden a población adolescente y ese fenómeno tiene por lo general la marca de la violencia sexual