Un grupo de haitianos integrado por el exembajador Guy Alexandre, la escritora Suzy Castor, Colette Lespinasse, el excónsul Edwin Paraison y Sabine Manigat y otras figuras, y que forman el grupo Memoria 1937, proyecta boicotear el comercio entre los dos países con el propósito de que el Gobierno del Presidente Danilo Medina modifique la sentencia 168/13 que define quienes sí y no somos dominicanos.

Esa sentencia tiene la finalidad de organizar el desbarajuste concerniente a que cientos de miles de haitianos que provenientes en condición de indocumentados, ilegales, pretenden, esgrimiendo el jus solis, merecer actas de nacimiento como dominicanos, cuando lo lógico es que la procuren en su país, indagando la documentación de sus ascendientes.

Los que conforman un esperpento llamado Memoria 1937, en alusión al genocidio repudiable que dispuso entre el tres al cinco de octubre de 1937 el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, en el que fueron eliminados entre cinco y siete mil nacionales haitianos de todas las edades, acto abominable que ninguna persona sensata acepta.

Siempre usando la herramienta del chantaje, los haitianos han logrado ventajas en sus relaciones con nosotros y han obtenido sus propósitos con la excepción de Trujillo, aunque es menester acotar que facilitó braceros haitianos para los ingenios azucareros de sus protectores norteamericanos 1916-24 y en los propios suyos a partir de 1950 cuando entró en el negocio azucarero.

En oposición a Memoria 1937 debemos y tenemos que organizar Memoria 1844 para refrescarles a los haitianos, a las ONG, el imperio, Canadá y Francia que los respaldan en todo y en su pretensión absurda de modificar la sentencia 168/13, sus excesos en dominarnos por 22 años, que nos costaron 29 batallas, peleas y escaramuzas entre 1844-1856.