Métodos disciplinarios

Métodos disciplinarios

POR  KEDMAY T. KLINGER BALMASEDA
Me resulta imprescindible destacar que una de las maneras más importantes en que los niños aprenden es observando e imitando el comportamiento y acciones de los padres. Los niños desde temprana edad, obtienen un entendimiento claro y concreto sobre lo que es correcto e incorrecto; y es por esta razón que ellos aprenden por las cosas que usted como padre aprueba o desaprueba. Lo que usted hace y la forma en que anima a sus niños los ayudará para saber qué hacer y qué no hacer.

Es por esto que el mostrarle al niño a comportarse de una manera aceptable resulta una parte esencial en la crianza. La disciplina varía con la edad; y no hay una manera única y específica de criar a los niños.

La forma en la que los padres corrigen el mal comportamiento del niño o adolescente tiene que provocar la conciencia del hijo/a, es decir, el padre no puede ser tan estricto que el niño o el adolescente no sienta más adelante el amor y la buena intención del padre. Por lo que una disciplina eficaz a la hora de aplicar los límites a nuestros hijos es lo más importante. Nuestros hijos nos entenderán mejor si hacemos nuestras normas de una forma más concreta. Un límite bien especificado dice a un niño exactamente lo que debe hacer o de la forma en que se espera que se haga.

Los límites firmes son mejor aplicados con una voz segura, sin gritos, y una seria mirada en el rostro. Los límites más suaves suponen que el niño tiene una opción de obedecer o no. Será mejor cómplice de su hijo si le aplica un firme comando. La firmeza está entre lo ligero y lo autoritario. De este modo, lo mejor cuando se aplica un límite, es explicar al niño el porqué tiene que obedecer, y entendiendo la razón de la orden, ayuda a los mismos a desarrollar valores internos de conducta o comportamiento -una conciencia-. Por lo tanto, antes de dar una larga explicación que pueda distraer a los niños, sería preciso manifestar la razón en pocas palabras, de forma clara y concisa.

Ahora, síquiero destacar que es necesario dejar claro para nuestros hijos que nuestra desaprobación está relacionada a su comportamiento y no a ellos. No estamos rechazando a su persona, sino a su conducta.

Respete la auto-estima y sentido propio de sus niños siendo firme pero amable. Mantenga control de sus emociones y de su persona siempre que sea necesario, pero nunca olvide lo importante que son sus niños para usted, así que combine su intuición y su inteligencia para demostrar amor y afecto.

Nos encontramos muchas veces con la situación de que cuando los padres están muy enojados castigan más seriamente y son más propensos a ser verbalmente y/o físicamente abusivos con sus niños/as, pero hay épocas en que necesitamos llevar las circunstancias con más calma, y contar hasta diez antes de reaccionar, puesto que la disciplina es básicamente enseñar al niño cómo debe comportarse.

Si los niños hablan suficientemente bien, ayúdelos a expresar sus sentimientos, incluso el enojo. Ayúdelos a pensar en las alternativas y en las soluciones a sus problemas.

Ponga límites firmes, y reglamentos según sean necesarios, ya que hasta que un niño no tenga casi dos años, los adultos son completamente responsables de su seguridad y su comodidad y de crear las condiciones que animen su buen comportamiento. Después de los dos años, los adultos todavía siguen siendo responsables de su seguridad, pero poco a poco pueden empezar a transferirle la responsabilidad de comportarse bien al niño mismo. Esto le desarrolla los fundamentos de la autodisciplina.

Le recomiendo que empiece a una temprana edad a enseñar a sus niños sobre sus sentimientos, ideas y opiniones hacia otras personas. Planee tiempo cada día para hablar acerca de todas estas situaciones, recordando siempre reconocer y elogiar las acciones de respeto, para que en privado exprese su decepción y desaprobación cuando su niño muestre algún comportamiento inapropiado. Ayude a sus niños a aprender que toda persona tiene cosas que le gustan y cosas que no le gustan. Enseñe a sus niños a mostrar respeto hacia diferencias y hacia preferencias.

La autora es psicóloga clínica
klinger psicologia@yahoo.es

Publicaciones Relacionadas

Más leídas