Mi SWAT, don dinero y la salud

Mi SWAT, don dinero y la salud

Hace algunos días, el doctor Félix Hernández, nuevo director de los servicios metropolitanos de salud, anunció la creación de un “Escuadrón contra la muerte” integrado por cinco especialistas en cuidados intensivos, para atender a madres y niños en estado crítico y reducir la mortalidad materno-infantil.

Cuando leí la noticia recordé que, en el año 2005, propuse la creación de un equipo “SWAT” (Special Weapons and Tactics-en inglés-) solamente en la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, para combatir la mortalidad materna, usando la sigla “GUIA” (Grupo de Urgencias Intervención y Apoyo), conformado por un intensivista, un hematólogo, un infectólogo, un ginecobstetra o cirujano y un trabajador social, dado que las muertes maternas se producen principalmente por preeclampsia-eclampsia, hemorragias e infecciones.

Formulé la propuesta sabiendo que ese grupo no existe en donde el sistema de salud está organizado, porque donde se trabaja con embarazadas y neonatos existe personal entrenado en cada turno, con los equipos y materiales necesarios (“special weapons”), los súper-especialistas al alcance de una llamada telefónica o un código (“code”) por las bocinas y el escuadrón sabe cómo y cuándo hacer las cosas, porque están normatizadas (“tactics”).

Mi propuesta “dominicanizada” con el “guía” nunca fue acogida porque incluía la sugerencia de pagar las llamadas fuera de los horarios y salarios regulares a los especialistas que se reclutaran, porque, preservar vidas críticamente amenazadas, por amor al arte, sin unidades de cuidados críticos debidamente equipadas, con las manos vacías y mediante su sola presencia, es un trabajo de “súper héroes” que nadie, en su sano juicio, puede realizar. El trabajo de élite requiere personal, equipos y salarios de igual naturaleza.

 

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