El jurado seleccionador de los Premios Brugal Cree en su Gente recorre cada rincón del país, para constatar el trabajo que realizan las instituciones de servicio que aspiran a ganar la recompensa metálica que la Fundación Brugal otorga cada año.
Pero en ese ir y venir es inevitable que sus ojos vean las múltiples precariedades que sufren miles de dominicanos que viven por debajo de la línea de la pobreza, ya sea en la zona rural más apartada o en las periferias de los centros urbanos.
Néstor Sánchez, uno de los miembros del jurado, lo define de manera simple al hablar sobre el tema en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio.
“En la República Dominicana confluyen varios países. Uno casi perfecto que presentan los medios de comunicación; otro idílico que promueve el Gobierno, donde las instituciones funcionan de maravilla, y el real, donde la pobreza y la inequidad se expresan ampliamente”.
“Yo pienso que más que evolucionar el país ha involucionado. No es suficiente con decir que se ha combatido la pobreza, y que se han incorporado más personas al mercado de trabajo, cuando la inmensa mayoría está en el sector informal”.
Sánchez, quien es sociólogo de profesión y ha trabajado en organizaciones que promueven el desarrollo comunitario, afirmó que cuando se llega a determinadas zonas y se constata la realidad que vive la gente, “a veces uno piensa que este país es atemporal, que está suspendido en el tiempo”.
“Las necesidades de la gente no se satisfacen, la pobreza ha aumentado de una forma alarmante; uno tiene la sensación de que realmente el Gobierno no canaliza sus recursos para hacer lo que realmente necesitan las mayorías para salir de esa pobreza lacerante”, expresó.
Sánchez planteó que este año los premios Brugal Cree en su Gente recibieron menos inscripciones de la región Este, lo que atribuye a la falta de asistencia del Gobierno a las Ong que prestan servicios sociales, y no al impacto económico de la industria turística.
El economista Bernardo Vega, quien también es parte del jurado de los premios, expresó que en los últimos años se ha registrado un cambio en la focalización de la pobreza, pues antes estaba concentrada en el campo, pero ahora en las periferias del Gran Santo Domingo y otras ciudades del país.
“En la medida en que esa pobreza se concentra en las zonas urbanas así se limitan los servicios de salud, de educación, y las oportunidades de empleo”, refirió.
Arelis Rodríguez, también jurado, expresa que hay muchas necesidades en la población, pero considera como muy positivo que con el paso del tiempo las organizaciones de servicio se hayan fortalecido institucionalmente.
“Hay una serie de factores que les han permitido mejorar su desempeño en términos institucionales; el concepto de sostenibilidad ha aumentado”.
“Hay mucha necesidad, pero también organizaciones que sí han evolucionado y ahí es donde el premio impacta, porque de algún modo promueve que los buenos modelos se repliquen”, manifestó.
Proyecto mecenazgo. En el país se debe fortalecer la filantropía, y para eso habría que aprobar un proyecto de ley sobre mecenazgo, que está engavetado en el Congreso Nacional, dijo Vega, al considerar que se deben aumentar las ayudas a las entidades sin fines de lucro.
De la misma forma se expresó Rodríguez, quien destacó que el Estado debería aumentar las asignaciones económicas a las entidades que dan servicios a la población más empobrecida del país.
Sin embargo, Sánchez advierte que el empresariado dominicano, salvo excepciones, no tiene un elevado sentido de la filantropía. En ese sentido lamentó que en la cultura dominicana no se ha asociado el concepto filantrópico, el cual sí es común en otras sociedades.
El seguimiento. Virginia Cabral Arzeno, presidenta de la Fundación Brugal, planteó que esa institución está también enfocada en tratar de identificar a las Ong que son reales, que hacen un trabajo concreto, y cuya labor ha impactado en la comunidad.
Asimismo dijo que la Fundación Brugal es muy celosa de verificar cada propuesta que llega al premio, la discute, la investiga, para determinar su veracidad y sus calidades.
“Esto es un trabajo de seis meses al año, tres en oficinas, y tres en recorridos por el país porque así los conocemos, vemos los rostros y comprobamos que hay gente detrás de esas instituciones que saben que su labor va a trascender más allá de ellos mismos”.