Mike Mercedes, un consagrado chef
que celebra 50 años en la culinaria

Mike Mercedes, un consagrado chef<BR>que celebra 50 años en la culinaria

POR LEONORA RAMÍREZ
Apenas le faltaban cuatro semestres para terminar la carrera de Derecho, en la Universidad de Santo Domingo, cuando decidió cambiar la lectura del Código Napoleónico por el arte de combinar  sabores  con mezclas agridulces, exóticas o tropicales.

La transición no podía ser más extrema, pero pudo más  la influencia de la colonia judía radicada en Sosúa, Puerto Plata, la cual le impresionó con la exquisitez de sus dulces y platos fuertes.

Su decisión sepultó el deseo familiar de que se graduase de abogado,  en una época en que un título universitario traía consigo ascenso social  y económico.

Pero convertirse en chef surtió el mismo efecto porque Mike Mercedes, quien el próximo 27 de junio celebrará sus 50 años en el mundo culinario, dio sus primeros pasos en 1958 en el hotel El Embajador, donde trabajó como ayudante de comidas frías  de los maestros franceses Dumé y Robert.

En ese hotel, donde los Trujillo disfrutaban de fiestas y banquetes, a Mercedes le tocó la responsabilidad de prepararle el biscocho de cumpleaños a Rafael Leonidas Trujillo en las postrimerías de la dictadura.

Durante ese período su fama empezó a crecer y por eso  elaboró los bocadillos que se brindaron en la boda de Angelita Trujillo, la hija del dictador, y en las nupcias de Negro Trujillo, hermano del mismo.

LA CONVULSION POLITICA LO SACA DEL PAIS

En el referido hotel trabajó hasta 1962, cuando el Consejo de Estado –el gobierno que se estableció después de la muerte de Trujillo- le otorgó una beca para  especializarse en  el Colegio Tecnológico de París, y  en la Escuela Hotelera de Puerto Rico.

Allí   obtuvo la medalla de oro por haber sido el estudiante más sobresaliente de su promoción.

A Santo Domingo regresó en 1963, durante el efímero gobierno del profesor Juan Bosch,  y a causa del golpe de Estado que lo sacó del poder se quedó en carpeta la formación de una escuela de hotelería en cuya organización estaba involucrada doña Carmen Quidiello, viuda Bosch.

El ex presidente  visualizó que el país se convertiría en un gran centro turístico, y por eso estaba muy entusiasmado con el proyecto de la escuela hotelera, precisó Mercedes.

Pero en medio de la inestabilidad política de entonces le llegó una propuesta para trabajar en el hotel Jerome, de Aspen, Colorado, donde se daban cita políticos, empresarios, actores, “definitivamente el Jet Set norteamericano”, resalta con orgullo este puertoplateño que nació el 6 de enero de 1936.

UN HOMBRE DE REMINISCENCIAS

Cuando este chef habla de su trayectoria se detiene en los reconocimientos que recibió en ferias internacionales, en los banquetes que preparó para Nelson Rockefeller, gobernador de Nueva York de 1959 a 1973, para Jacqueline Kennedy, esposa del expresidente norteamericano John F. Kennedy, y para Golda Meir, primera ministra de Israel de 1969 a 1974.

De acuerdo con su testimonio, en esa época su nombre ocupaba espacios principales en  en las portadas de revistas especializadas como “Club Woman Magazine” y  “Chef Magazine”, así como en los periódicos “Long Island Press” y “Aspen Ilustrated News”.

SU RETORNO AL PAIS

En 1974 el Comité Olímpico Dominicano (COD) le encargó la elaboración de la comida que se les ofreció  a los atletas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe realizados aquí ese año.

Finalizada esa competencia deportiva, se quedó en el país coordinando la instalación de los Comedores Económicos, como una de las obras sociales del gobierno de Joaquín Balaguer.

De ahí en adelante se dedicó a labores empresariales con el único oficio que le llena de satisfacciones: la cocina gourmet.

El lenguaje de los pueblos

Mercedes vive  para la cocina especializada, y de tanto conocer y saborear las recetas autóctonas de los cinco continentes, se atreve a decir que la gastronomía es el lenguaje de los pueblos.

 Por eso plantea que el trabajo del chef es sumamente complejo, porque éste debe complacer  el paladar de personas de diversas culturas.

“Cuando tú te consagras y llegas a la cúspide de esta profesión, debes tener mucho cuidado porque un pequeño detalle que se pierde te daña desde un evento hasta tu propia reputación.

 “Por eso siempre he tenido como norte que el número uno siempre sea  el cliente, y por eso no nos podemos descuidar  en una carrera tan difícil como ésta”.

Lejos de la política pero pragmático

Las paredes de su casa están repletas de placas de reconocimiento y  fotografías con personalidades locales y extranjeras, como el presidente venezolano Hugo Chávez.

El maestro, como les dicen sus empleados, se ufana de sus relaciones con representantes de la clase política dominicana, pero que nadie espere la revelación del alguna anécdota confidencial.

  Y mucho menos que se identifique ideológicamente con algún partido; él es un pragmático cuya profesión no le permite tener banderías, aunque cuestiona la eterna rebatiña de los políticos locales.“

Y hablando de aficiones, para este chef la preparación de comida no es la única,  pues él delira por la soprano griega María Callas,  y por la ópera Madame Butterflay. 

Le hubiese gustado ser pianista, pero sus manos sólo saben aderezar.

EL FESTEJO DE SUS 50 AÑOS

Durante un acto que se realizará en el salón Embassy, del hotel El Embajador, Mercedes celebrará sus 50 años  en la cocina internacional. La ceremonia incluye una presentación artística a cargo de los cantantes dominicanos Rhina Ramírez  y Lope Balaguer, así como de un conjunto que interpretará música clásica.

Apenas le faltaban cuatro semestres para terminar la carrera de Derecho, en la Universidad de Santo Domingo, cuando decidió cambiar la lectura del Código Napoleónico por el arte de combinar  sabores  con mezclas agridulces, exóticas o tropicales.

La transición no podía ser más extrema, pero pudo más  la influencia de la colonia judía radicada en Sosúa, Puerto Plata, la cual le impresionó con la exquisitez de sus dulces y platos fuertes.

Su decisión sepultó el deseo familiar de que se graduase de abogado,  en una época en que un título universitario traía consigo ascenso social  y económico.

Pero convertirse en chef surtió el mismo efecto porque Mike Mercedes, quien el próximo 27 de junio celebrará sus 50 años en el mundo culinario, dio sus primeros pasos en 1958 en el hotel El Embajador, donde trabajó como ayudante de comidas frías  de los maestros franceses Dumé y Robert.

En ese hotel, donde los Trujillo disfrutaban de fiestas y banquetes, a Mercedes le tocó la responsabilidad de prepararle el biscocho de cumpleaños a Rafael Leonidas Trujillo en las postrimerías de la dictadura.

Durante ese período su fama empezó a crecer y por eso  elaboró los bocadillos que se brindaron en la boda de Angelita Trujillo, la hija del dictador, y en las nupcias de Negro Trujillo, hermano del mismo.

LA CONVULSION POLITICA LO SACA DEL PAIS

En el referido hotel trabajó hasta 1962, cuando el Consejo de Estado –el gobierno que se estableció después de la muerte de Trujillo- le otorgó una beca para  especializarse en  el Colegio Tecnológico de París, y  en la Escuela Hotelera de Puerto Rico.

Allí   obtuvo la medalla de oro por haber sido el estudiante más sobresaliente de su promoción.

A Santo Domingo regresó en 1963, durante el efímero gobierno del profesor Juan Bosch,  y a causa del golpe de Estado que lo sacó del poder se quedó en carpeta la formación de una escuela de hotelería en cuya organización estaba involucrada doña Carmen Quidiello, viuda Bosch.

El ex presidente  visualizó que el país se convertiría en un gran centro turístico, y por eso estaba muy entusiasmado con el proyecto de la escuela hotelera, precisó Mercedes.

Pero en medio de la inestabilidad política de entonces le llegó una propuesta para trabajar en el hotel Jerome, de Aspen, Colorado, donde se daban cita políticos, empresarios, actores, “definitivamente el Jet Set norteamericano”, resalta con orgullo este puertoplateño que nació el 6 de enero de 1936.

UN HOMBRE DE REMINISCENCIAS

Cuando este chef habla de su trayectoria se detiene en los reconocimientos que recibió en ferias internacionales, en los banquetes que preparó para Nelson Rockefeller, gobernador de Nueva York de 1959 a 1973, para Jacqueline Kennedy, esposa del expresidente norteamericano John F. Kennedy, y para Golda Meir, primera ministra de Israel de 1969 a 1974.

De acuerdo con su testimonio, en esa época su nombre ocupaba espacios principales en  en las portadas de revistas especializadas como “Club Woman Magazine” y  “Chef Magazine”, así como en los periódicos “Long Island Press” y “Aspen Ilustrated News”.

SU RETORNO AL PAIS

En 1974 el Comité Olímpico Dominicano (COD) le encargó la elaboración de la comida que se les ofreció  a los atletas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe realizados aquí ese año.

Finalizada esa competencia deportiva, se quedó en el país coordinando la instalación de los Comedores Económicos, como una de las obras sociales del gobierno de Joaquín Balaguer.

De ahí en adelante se dedicó a labores empresariales con el único oficio que le llena de satisfacciones: la cocina gourmet.

El lenguaje de los pueblos

Mercedes vive  para la cocina especializada, y de tanto conocer y saborear las recetas autóctonas de los cinco continentes, se atreve a decir que la gastronomía es el lenguaje de los pueblos.

 Por eso plantea que el trabajo del chef es sumamente complejo, porque éste debe complacer  el paladar de personas de diversas culturas.

“Cuando tú te consagras y llegas a la cúspide de esta profesión, debes tener mucho cuidado porque un pequeño detalle que se pierde te daña desde un evento hasta tu propia reputación.

 “Por eso siempre he tenido como norte que el número uno siempre sea  el cliente, y por eso no nos podemos descuidar  en una carrera tan difícil como ésta”.

Lejos de la política pero pragmático

Las paredes de su casa están repletas de placas de reconocimiento y  fotografías con personalidades locales y extranjeras, como el presidente venezolano Hugo Chávez.

El maestro, como les dicen sus empleados, se ufana de sus relaciones con representantes de la clase política dominicana, pero que nadie espere la revelación del alguna anécdota confidencial.

  Y mucho menos que se identifique ideológicamente con algún partido; él es un pragmático cuya profesión no le permite tener banderías, aunque cuestiona la eterna rebatiña de los políticos locales.“

Y hablando de aficiones, para este chef la preparación de comida no es la única,  pues él delira por la soprano griega María Callas,  y por la ópera Madame Butterflay. 

Le hubiese gustado ser pianista, pero sus manos sólo saben aderezar.

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