Minería y comunidad

Minería y comunidad

La explotación de las riquezas no renovables del subsuelo generalmente beneficia a las empresas que invierten en esa tarea, y al Estado como propietario de los recursos a explotar. Y aunque se deduce que los contratos estipulan la proporción de beneficios que las empresas deben aportar directamente al desarrollo de las comunidades en que están los yacimientos bajo explotación, no parece haber una fiscalización efectiva de quiénes reciben esos aportes y de qué manera se invierten. Debido a esa falta es que muchas comunidades de cuyo subsuelo se extraen grandes riquezas, viven en la pobreza y no parece haber transparencia en cuanto a que reciban la proporción de beneficios que les toca.

Ahora que se hacen esfuerzos por organizar la minería, es bueno que se tome en cuenta el hecho de que las comunidades que se quedan con los pasivos ambientales que produce la explotación de minerales, tienen que ser resarcidas directamente por las firmas que se beneficien de sus riquezas. Al margen de lo que reciba el Estado por concepto de impuestos por la explotación de la riqueza, es lógico que una porción de las ganancias obtenidas por la firma causante de los pasivos ambientales sea invertida directamente en las comunidades afectadas para ayudar a mitigar daños y motorizar progreso en sentido general, y que el Estado fiscalice la entrega de los aportes y se ocupe de que sean invertidos adecuadamente.

LA MORTALIDAD MATERNA ESTÁ ALTA

La atención materna e infantil no experimentó cambios positivos entre 2013 y 2014, a juzgar por la poca diferencia en el número de madres y crías fallecidas en cada uno de esos años. Las autoridades sanitarias registraron que en 2013 fallecieron 183 madres y 3,233 niños, mientras que el año pasado murieron 178 madres y 3,131 niños. Esa escasa diferencia indica que progresamos muy poco o casi nada en cuanto a prevención de estas muertes.

Sería un gran logro si fortaleciéramos el plan de atención de la primera infancia, al que se ha dedicado el 2015, con una mejora de la efectividad en la prevención de la mortalidad materna e infantil. Hay que trabajar más en este ámbito, para educar a las embarazadas para que manejen adecuadamente su estado de gestación y la periodicidad de sus chequeos médicos.

 

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