Mitos sobre extirpación de las amígdalas

Mitos sobre extirpación de las amígdalas

Hay quienes dicen que es mejor operarse cuando niño, otros aseguran que hay más probabilidades de contraer enfermedades respiratorias, y hay varios que indican que si se las sacan, lo mejor es comer helado, para sanar más rápido.

Estas y otras razones son parte de los mitos que rodean la extirpación de las amígdalas, pero la verdad, es que muchas son sólo eso, mitos, y pasan a tomarse como verdades debido a la inseguridad y miedo de las personas.

Pero, ¿Qué son las amígdalas? Son protuberancias en nuestra garganta que originalmente están ahí como parte del sistema linfático, pero que cuando se enferman pueden inhabilitarnos completamente por un par de días y si el problema persiste, se hace necesario extraerlas.

Las enfermedades relacionadas a las amígdalas las sufren tanto niños como adultos y su tratamiento es a base de antibióticos.

Según asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS), la principal razón para extirpar las amígdalas en adultos es lo que los médicos llaman la “amigdalitis bacteriana recurrente” o crónica, pero cualquiera que esté en la duda de extirpar o no las amígdalas, ha escuchado distintas opiniones o advertencias de la sabiduría popular. Los principales mitos al rededor de la extirpación de las amígdalas son:

1. Después de cierta edad no tienen ninguna función. A menudo escuchamos que las amígdalas son “nuestra primera barrera” ante potenciales enfermedades respiratorias. Pero, ¿realmente lo son? Un estudio publicado por la BBC Mundo aclara que “después de los 6 o 7 años las amígdalas no cumplen ninguna función”.

2. Es mejor sacarse las amígdalas cuando niño que de adulto. En general, las razones para extirpar las amígdalas en niños son distintas a las de los adultos.

Lo más común en adultos es la repetición de cuadros de amigdalitis, mientras en los niños la principal razón para sacarlas es la apnea de sueño, ronquidos o dificultades para respirar.

A grandes rasgos, no hay mayor diferencia en la cicatrización de la herida por la edad.

3. Sacarse las amígdalas nos hace más propensos a contraer otras enfermedades respiratorias, como faringitis. En este punto la respuesta es clara y unánime: Falso. Solo es un mito.

4. Comer helado sirve para aliviar el proceso posoperatorio. Cualquier niño que haya sido sometido a una amigdalectomía ha recibido un sabroso consuelo: toneladas de helados. Pero, ¿es útil realmente el helado? “Por estar frío evita que se produzca la vasodilatación y evita el riesgo de sangrado”, Sin embargo, hay que aclarar que no tiene poderes analgésicos.

5. Cirugía corta e inofensiva. Aunque una amigdalectomía normalmente -y sin complicaciones- no debería durar más de un par de horas, el proceso posoperatorio toma un poco más. En general, al paciente se le recomienda entre 10 y 20 días de reposo después de la operación. El sangrado es el gran riesgo de este tipo de operación.

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